Erick Green es el peligro. El escolta americano del Valencia Basket ha caído de pie en la ciudad del Turia. MVP de la Supercopa Endesa y MVP de la segunda jornada de la Euroliga. Una delicia verle jugar. A sus 26 años, el jugador nacido en Inglewood, de raza negra y anotador compulsivo, está alcanzando su mejor nivel de juego como profesional y mostrándose a toda Europa. Quién iba a decirlo cuando acabó su primera temporada en Virginia Tech de la NCAA. En su primer año, el de novato, Green promedió sólo 2,6 puntos por partido. Cuando acabó su periplo académico, Green ya había enamorado a todo Estados Unidos y había entrado en la historia de la Liga.

El escolta fue, en el curso 2012/13, el máximo anotador del país, con 25,4 puntos de media. Sus registros no se daban desde que Grady Wallace, con Carolina del Sur en 1956/57, firmara esos números. Y su nombre se ganó un hueco en la historia al ser elegido como mejor jugador del curso 2012/13, a pesar de que los Hokies acabaran el año con un récord negativo de 13-19. Sólo otro jugador, Len Bias (Maryland), había logrado ese honor con una Unversidad en números rojos. Green ganó la votación con 38 votos, superando al exbaskonista Shane Larkin (Miami) con 23 votos y a Mason Plumlee (Duke), con 12.

Fue elegido en el puesto 46 del draft de la NBA de 2013 por Utah Jazz, pero fue automáticamente traspasado a Denver Nuggets. Jugó la Liga de Verano con Nuggets y allí se quedaron prendados de su excelente manejo de balón, sus sensacionales cambios de ritmo y los crossovers con los que dejaba sentados a sus defensores. Pero le convencieron para que siguiera formándose y ganara experiencia, así que se marchó al Montepaschi Siena, a jugar Euroliga, para promediar en su primer curso fuera de casa una media de 11,1 puntos.

Por fin tuvo la oportunidad en la NBA, donde estuvo un año y medio, entre Denver (46 partidos) y Utah (6), sin ningún protagonismo y ganando poco dinero: 706,754 dólares. Y, además, jugando a caballo con la DLeague, en Fort Wayne Mad Ants y Reno Bighorns.

Así que la pasada campaña no dudó en firmar por el Olympiacos griego, con quien se proclamó subcampeón de la Euroliga, con 9,9 puntos de promedio, pero sin el protagonismo que él quería. Brillar junto a Vassilis Spanoulis no es nada fácil.

Volvió a salir al mercado y Valencia superó los 800.000 euros netos que exigía su caché para convertirle en su «combo» para la Euroliga. Y Green, por primera vez en su carrera profesional, está sintiéndose a gusto, haciendo el baloncesto que le llevó a romper moldes en la NCAA, acumulando muchos tiros y acaparando protagonismo.

Green está en estado de gracia. En Vitoria se dislocó un dedo de la mano. Los médicos volvieron a colocarlo y siguió jugando. «Manco», el jugador promedia en Euroliga 20,3 puntos (46,2% en triples), 5,3 rebotes, 1,3 asistencias, 1,7 robos de balón, 6,3 faltas forzadas y 26,3 de valoración en 30:00 minutos. Un pequeño gigante al que el Unicaja debe frenar si quiere ganar.