Los 12 que pisotearon el escudo del Unicaja el viernes en Valencia son los mismos 12 que ayer le metieron un meneo muy curioso al Movistar Estudiantes. Con las rotaciones de Plaza, claro está. Y con las bajas de Nedovic y Augustine, que significan mucho para este equipo, en La Fonteta. Ya sabemos que la diferencia presupuestaria y humana de valencianos y madrileños es abismal, y que el rival también juega, pero ya les digo yo que la diferencia entre los cajistas y sus dos rivales no es la que hemos visto esta semana. De la vergüenza que sintió buena parte de la «marea verde» por el bochorno de Valencia al espectáculo vivido anoche, especialmente en el primer tiempo, pasaron menos de 48 horas. El equipo cambió como la noche al día. Se puso las pilas, sintió ese amor propio del que adoleció el viernes y fue capaz de jugar, y muy bien jugado, un partido que a priori era muy difícil.

Había tensión en la previa, muchas caras largas y un buen número de gestos fácilmente interpretables. No, desde luego que no fue una previa normal. Ni un calentamiento más ni una preparación de partido como otra cualquiera. Había que salir con sangre en los ojos y no dar ningún tipo de concesiones. Porque, a veces, el Carpena lo carga el diablo. Y el Palacio ya advirtió que no iba a tolerar más «tonterías» con una profunda división de opiniones en la presentación de los dos equipos y leve pitada a Joan Plaza.

«Los grandes equipos siempre se levantan». Ése fue el titular de la previa, en estas mismas páginas, del partido entre Unicaja y Estudiantes. Y así lo hizo el cuadro malagueño. Demostró ser un equipo de verdad, no esa caricatura que ridiculizó a todos en Valencia, y le dio un repaso al Estudiantes. De principio a fin. Del primer al último minuto, con un parón para retomar energías en el tercer cuarto, donde los cajistas bajaron su presión. Pero siempre metidos, conscientes de que había que limar asperezas con la afición y romper la mala racha de cuatro derrotas consecutivas.

Lo hizo el conjunto de Plaza, manejando siempre el partido, y acabando con esa sequía, tras caer consecutivamente ante Olympiacos, Real Madrid, Brose Bamberg y Valencia. Hacía falta dar un golpe sobre la mesa, aunque fuera ante el Movistar Estudiantes. Que le pregunten si no al FC Barcelona o al Baskonia si no hubieran querido romper sus malas rachas este fin de semana... Pero el Barça cayó en el Palau ante el UCAM Murcia y el nuevo equipo de Pedro Martínez también palmó, delante de sus fieles, contra Zaragoza. Así que hay que valorar cada triunfo. En el Carpena o en la carretera. Ante un rival con más o menos presupuesto. En esto consiste al fin y al cabo el baloncesto. Trabajar al máximo y respetar al contrario. Desde ahí se debe armar todo lo demás.

Hay que ver el vídeo, de nuevo, de Valencia, para aprender la lección, para ver lo que no se puede repetir. Y motivar al equipo con su puesta en escena ante el cuadro colegial. Una lección de baloncesto, de intensidad, de rapidez y de recursos. El Unicaja fue un cañón. Y, como ya dijimos, no era fácil meterle mano a este encuentro. No ya por el rival, sino por dónde venía el Unicaja. Y lo hizo, con Salin y Shermadini muy activos. El Unicaja creció y creció: 9-5, 20-13, 26-13 con sendos triples de McCallum y Nedovic... Fue Nedovic el que abrió el tarro de las esencias. Es un placer ver jugar al serbio cuando está bien, cuando se siente cómodo. Ante el Estudiantes, con una racha impresionante de canastas, llevó al equipo al primer cuarto con una ventaja de 31-17. Era como lo de Valencia, pero justo al revés.

La diferencia siguió creciendo, de la mano de Nedovic, con triples y penetraciones. Con un juego muy coral y una importante actividad defensiva. Con rotaciones muy lógicas, con cambios en los momentos precisos, con quintetos muy compensados, el Unicaja tuvo siempre aportación por dentro y por fuera. Waczynski sumó, al igual que Dani Díez, y Shermadini y Augustine se combinaron muy bien para que al descanso se ganara 53-25.

Los vergonzosos números que firmó el equipo malagueño en Valencia se transformaron brutalmente ante el Estudiantes: 11 de valoración, 48% en tiros de dos, 50% en triples, 95% en tiros libres, 39 rebotes, 24 asistencias... Una verdadera exhibición. Bajó el nivel después del intermedio el Unicaja, que perdió el tercer (20-26) y el último cuarto (16-19), pero sin tener que echarse las manos a la cabeza.

Aprovechó Shermadini para hacer buenos números y ganar sensaciones. Que las necesita. Y Plaza pudo repartir y dosificar minutos. Todos los jugadores anotaron (salvo Viny) y el Carpena pudo perdonar el desaire de Valencia. Ahora, a seguir trabajando. Esta semana, Anadolu Efes y Baskonia. ¡Qué bonito!

89 - Unicaja (31+22+20+16): McCallum (3), Salin (10), Shermadini (16), Waczynski (13), Brooks (6) -cinco inicial-, Okouo (-), Soluade (2), Alberto Díaz (3), Dani Díez (8), Nedovic (18), Augustine (8) y Suárez (2).

70 - Movistar Estudiantes (17+8+26+19): Cvetkovic (4), Cook (6), Landersberg (6), Brown (9), Caner-Medley (11) -cinco inicial-, Hakanson (5), Brizuela (2), Vicedo (5), Peña (4), Suton (9), Savane (3) y Arteaga (6).

Árbitros: Carlos Peruga, Jordi Aliaga y Pedro Munar. Sin eliminados por cinco faltas personales.

Incidencias: Partido de la Jornada 6 de la Liga Endesa, disputado en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena ante unos 7.500 espectadores.