Los caminos de Baskonia y Unicaja han discurrido casi en paralelo desde que ambos clubes se convirtieron en la alternativa más pujante ante el tiránico dominio ejercido por Barça y Madrid hasta principios de los 90. Esta tarde el «Infierno Verde» recibe al «Carácter Baskonia» en el que será el enésimo apasionante partido entre ambos.

Dos conjuntos con aspiraciones ambiciosas. La última muestra vino dada con la incorporación del base brasileño Marcelinho Huertas quien, a un tris de recalar en Unicaja, un nuevo golpe de efecto de Querejeta hizo que terminara por convencer al jugador para hacer pareja con el añorado Jayson Granger en el timón del conjunto vitoriano.

La máxima intensidad de los duelos entre Unicaja y Baskonia comenzó en los albores del siglo XXI. Partidos competidos, duros, con momentos de tensión que en ocasiones sobrepasaban lo meramente deportivo y con protagonistas en ambos equipos que han generado amor y odio. Pura rivalidad, dentro y fuera de la cancha.

En la temporada 2001/02 llegamos por segunda vez en nuestra historia a la final de Liga. Partíamos como favoritos al disfrutar del factor cancha, y en un primer partido muy competido, se produjo un intenso «cara a cara» entre Sonko y Tomasevic donde el base francés le lanzó un cabezazo al serbio. El ambiente de la final se fue enrareciendo muchísimo, cargando las tintas el club cajista contra la actuación arbitral. Tras una derrota inapelable por 0-3, nuestro capitán Berni Rodríguez no se presentó a recoger el trofeo de subcampeón y eso provocó que no luzca en las remozadas vitrinas de los Guindos.

Un par de años más tarde, nos volvimos a encontrar con el TAU en otra eliminatoria no exenta de polémica. El detonante fue la reiteración de una acción antirreglamentaria del talentoso escolta lituano Macijauskas, quien se zafaba de la intensa defensa de Berni saliéndose de la pista. Scariolo, harto de esa maniobra antideportiva, protestó airadamente a los árbitros en los vestuarios del Carpena, a lo que Querejeta respondió encarándose con el entrenador malagueño. Scariolo, siempre tan hábil en la gestión de las emociones, exigió al presidente cajista, Rafael Fernández, que actuara como había hecho su homónimo vasco. Ganamos la batalla (en el cuarto partido, Macijauskas fue expulsado), pero de nuevo fuimos eliminados por el conjunto vasco.

El año siguiente, temporada 2005-06, Scariolo se situó nuevamente en el centro de la polémica. Un Unicaja de ensueño alcanzó el anhelado título de Liga con un contundente 3-0. En el inolvidable tercer encuentro disputado en Vitoria, a cinco segundos del final y con 72-76 en el marcador, Sergio Scariolo pidió un tiempo muerto que enojó a todo el baskonismo. Los argentinos Prigioni y Scola, con la impotencia de verse perdedores, se encararon con el técnico italiano al entenderlo como una provocación, del mismo modo que todo el Buesa Arena se desgañitaba desde las gradas recordando a la familia de nuestro entrenador.

El último rifirrafe tuvo como protagonista al serbio Rakocevic, tan gran jugador como poco educado en sus modos. Tras protagonizar una nueva exhibición en el Carpena, mientras se dirigía al banquillo tras cambiarlo Boza Malkojvic, iba lanzando besos y gestos obscenos a la afición malagueña. El partido se fue calentando hasta llegar al punto que, una vez concluido el partido, se produjo un feo amago de tángana entre jugadores de ambas plantillas. Una vez dentro del túnel de vestuarios, con la vigilancia de la policía, un iracundo y ofendido Marcus Brown, líder dentro y fuera de la cancha del Unicaja, se encaró con un fanfarrón Rakocevic con la inolvidable cita «¡See you in Tau!».

@OrientaGaona