Un Unicaja serio, trabajador, intenso, inteligente, paciente y acertado cumplió con la tradición de las últimas temporadas de volver de Tierra Santa con la victoria en la maleta. Son ya 4 triunfos en las últimas cinco visitas a Tel Aviv, un lugar que se le atraganta a casi todos los equipos «grandes» de Europa, pero que se ha convertido en mágico para los intereses cajistas.

Nadie puede ponerle una sola pega a la victoria verde. El Unicaja ganó anoche porque fue mucho mejor que el Maccabi, sobre todo en la segunda parte, en la que «bailó» a los amarillos, a los que ya echa el aliento en el cogote de la clasificación. Una magnífica noticia ahora que la Euroliga llega al ecuador de esta primera fase.

La verdad es que el Unicaja dio una lección de saber estar en La Mano de Elías. Ni el peso histórico del rival ni la magia de la mítica cancha macabea evitaron la cuarta victoria continental consecutiva de los chicos de Joan Plaza, que llegó a base de paciencia, de concentración, de actitud y de buen baloncesto. Todo lo que le ha faltado buena parte de las semanas anteriores, pero que exhibe el equipo de un tiempo a esta parte.

Ganar en Tel Aviv no es moco de pavo. Es una de esas canchas de Europa en las que sumar cuesta un poquito más que en las demás. Los números no engañan casi nunca en el baloncesto. El Unicaja sumó 104 de valoración por «solo» 83 su rival. Con cifras muy parejas en la tarjeta de tiro, las dos claves fueron el mayor acierto verde desde la línea de 6.75 y el dominio en el rebote, sobre todo en el tramo final, cuando estaba en juego la suerte del partido.

McCallum, Nedovic, Brooks y Shermadini fueron ayer los cuatro pilares sobre los que Plaza edificó su victoria. Acostumbrados a que el escolta serbio del Unicaja sea protagonista un día sí y otro también, y al buen momento que atraviesa Brooks últimamente, mención especial esta vez, sobre todo, para el base norteamericano y para el pívot georgiano.

McCallum tuvo algunos ramalazos ayer de ese base que en pretemporada asombró a todos con un baloncesto vertical e imparable, sobre todo a campo abierto. Ray jugó un partidazo, asumió tiros importantes y ganó el pulso a Pierre Jackson. A este nivel es un jugador muy aprovechable y un socio en el perímetro para «Nedo» que puede acabar con cualquier defensa rival.

Todavía más espectacular anoche fue lo de Gio Shermadini, que en 15 minutos rozó el doble-doble. Metió 15 puntos, cogió 9 rebotes y se fue a los 26 de valoración. Dio gloria verlo pelear ahí abajo con los pívots rivales, recibiendo balones y sumando con autoridad.

La verdad es que la imagen del equipo ha cambiado de forma radical en las últimas semanas. Este Unicaja ahora compite contra cualquiera. No es cuestión de ganar o perder. Es la actitud, la imagen, las sensaciones que emana un Unicaja en pleno éxtasis en este final de año.

De menos a más

A pesar de lo que dice el marcador, no fue una victoria nada fácil. Hubo que sufrir y remontar. El partido arrancó con un triple de Nedovic, pero esa acción del serbio fue un espejismo porque el equipo que primero se enchufó al partido fue el Maccabi. Sobre todo gracias a Norris Cole, que fue un quebradero de cabeza para la defensa verde por su electricidad y su verticalidad de cara al aro.

Los verdes aguantaron el primer cuarto, 22-19, pero tras la reanudación se vinieron abajo. El Maccabi se fue hasta por 14, 36-22. Parecía el principio del fin, pero ahí hubo paciencia para no perderle la cara al rival, que al descanso mandaba con cierta autoridad: 47-39.

Tras el paso por el vestuario, todo cambió. Apareció la mejor versión del Unicaja. La que ha podido sucesivamente con Khimki, Barça, AX Milán y ahora este Maccabi. Nedovic y Brooks lideraron la remontada hasta el 58-61 del final del tercer cuarto. Con todo por decidir aparecieron Shermadini y McCallum para certificar un triunfo de máximo prestigio continental.

Hoy es un día para estar orgullosos del equipo. El problema es que no hay tiempo para sacar mucho pecho porque mañana se cierra el año visitando al RETAbet Bilbao en un choque liguero de alto riesgo copero. Hay que ganar sí o sí al equipo de Veljko Mrsic para poder seguir soñando con la Copa de Las Palmas 2018. La dinámica del equipo, desde luego, invita a ser optimistas.