Hay partidos que hay que cocinarlos a fuego lento para que alcancen todo su esplendor. Y la victoria del Unicaja sobre el Valencia Basket ha sido una de esos duelos, trabajado, sudado y sufrido para derrotar a un ´enemigo íntimo´ y, sobre todo, para dar otro pequeño pasito hacia la Copa del Rey. Ahora mismo el equipo de Plaza se encuentra entre los ocho mejores, aunque debe seguir peleando su candidatura.

Era una final y como tal se la tomó el conjunto cajista. Tensión, intensidad pero también desacierto. Poco importó de inicio que el Valencia llegase con una larga lista de bajas. La ocasión requería no fallar y no se falló. Aunque para ello hubo que luchar duro y sufrir de lo lindo. Pese a que el conjunto de Joan Plaza estuvo casi siempre por delante en el marcador, no consiguió despegarse de los taronja casi en ningún momento. Tan sólo una máxima de +10 antes de cerrar el tercer cuarto hacía tomar algo de aire. Pero el empuje, la competitividad y la calidad de los valencianos puso en jaque casi siempre a los de Plaza. Al final, el acierto de Nedovic y el magistral trabajo bajo los aros (17 rebotes más que el rival) fueron decisivos.

En cualquier caso, el primer cuarto se cerró con máxima igualdad. Pese a las bajas, el Valencia se mostró competitivo y aguantó el tipo. El intercambio de canastas fue la tónica de los 10 primeros minutos de juego, donde el Unicaja volvió a adolecer de acierto desde la línea de tres, mientras que los taronja anotaron cinco triples. Aún así, con 20-21 se cerró el primer acto.

En el segundo se puso el mono de trabajo el conjunto de Plaza, sobre todo en defensa. Afinó el rebote y se entonó en ataque. Y la primera ventaja no tardó en llegar, 30-25 en el ecuador del cuarto. Los verdes eran mejores, más intensos y más metidos, pero el partido seguía igualado y de nuevo el acierto desde lejos mantuvo con vida al descanso a los valencianos, que se cerró 42-41.

En la reanudación, el Unicaja salió decidido a transformar su superioridad en puntos. Y lo hizo. Comenzó a ver aro desde lejos y Nedovic tomó más responsabilidad. Consiguió poner la máxima a +10 (57-47). Pero Green la rebajó para cerrar el cuarto a +6.

Pero dos triples de Doornekamp en el inicio del último asalto mandaron la ventaja al traste. El partido siguió en un puño, pero un triplazo de Nedovic a falta de 2.30 para el final fue decisivo para poner el (68-61) y para levantar el Carpena. Malos ataques apretaron el choque, pero finalmente el conjunto cajista consiguió el triunfo y sigue con vida para la Copa. El jueves, nuevo baile con el Valencia Basket, aunque con la musiquita de la Euroliga como acompañamiento.