Este nuevo formato de Euroliga es una bendición para el espectáculo, para el jugador total, el que se despelleja en defensa y suma en ataque. Pero es, al mismo tiempo, una condena para el conformista. Y para el confiado. O para el que piensa que puede vivir sólo de su calidad. En este aprendizaje exprés que vive el Unicaja, con menos presupuesto que el 80% de rivales, recibió ayer una valiosa lección: ni en la cancha del colista puedes tratar de ganar jugando únicamente a meter más puntos. No porque te pueden pintar la cara, que es lo que le pasó anoche al equipo malagueño en el Mediolanum Forum de Milán.

Quizá por eso de visitar al colista, el Unicaja jugó todo el partido sin ese plus que ha demostrado últimamente y pululó los 40 minutos sin agresividad en defensa. Dejándolo todo al talento de Nedovic y Brooks en ataque. Permitiendo, además, que «Nedo» no se involucrase en tareas defensivas y que el Unicaja recuperar una versión ya olvidada de este curso. Con poco compromiso grupal.

Trató de vivir el Unicaja mostrando una escasa intensidad defensiva. Y permitió al Olimpia Milán campar a sus anchas. Y eso, ante una plantilla llena de «jugones» es realmente peligroso. Ellos van últimos (penúltimos tras ganar anoche), pero tienen jugadores de máximo nivel, sobresalientes en el uno contra uno. Para ganar en Milán, el Unicaja tenía que comportarse como un equipo. Sólo desde la defensa, siendo un grupo cohesionado, jugando al límite, el Unicaja podía tener opciones de regresar a Málaga (en vuelo chárter) con una sonrisa.

Pero no lo hizo. Estuvo durante todo el choque lejos de su nivel, como sin la concentración necesaria, llegando medio segundo tarde y equivocándose en la toma de decisiones. De principio a fin. Desde que se vio, prácticamente ya en el arranque, con 16-6. Mejoró con la versión más currante, con Alberto, con Dani y con Suárez, en ese primer cuarto que resumió ya el partido. El equipo aprovechó que Pianigiani dejó en el banco a Kuzminskas y permitió que M'Baye se jugara tiros que no son suyos, y dejó atrás el 36-24 (sólo Mo Soluade estuvo a la altura) para ponerse a cinco: 44-39.

Había vida hasta que la «MiniMamba» Goudelock enchufó dos triplazos consecutivos: 50-39. El trabajo hecho parecía ya baldío. Pero, sobre la bocina del descanso, McCallum hizo lo único de provecho en su haber en los 40 minutos de partido para anotar de tres y dejar el partido a un par de ataques: 50-44. A pesar de la nula actitud defensiva verde, de que un ramillete de jugadores (Milosavljevic a la cabeza junto al propio McCallum) pasara de puntillas, «sólo» caía el Unicaja por seis puntos.

Olimpia ya volvía a mandar con claridad: 66-59Pero Plaza prefirió darle minutos inertes a McCallum, que lleva de nuevo tres partidos realmente catastrófico: Dragan Milosavljevic

al «sota, caballo, rey», No jugó como equipo.El Real Madrid, con el Carpena a rebosar, viene mañana a Málaga.