El fichaje de Alen Omic por el Estrella Roja se ha convertido en una cuestión de Estado en Serbia, después de unos desagradables incidentes racistas y de tintes xenófobos en su debut en la Sala Pionir contra el Olympiacos en Euroliga. A la conclusión del partido, con triunfo en el debut de Omic por 89-78, un grupúsculo radical de la afición del Estrella Roja llamada «Delije» desplegó un par de pancartas en las que se leía: «Bosnios, musulmanes y croatas no son nuestros hermanos». El mensaje era para el expívot del Unicaja.

Omic nació en la ciudad bosnia de Tuzla el 6 de mayo de 1992. Apenas unos meses antes había comenzado la guerra de la exYugoslavia. La ciudad situada a las orillas del único lago salado de Europa fue sitiada durante meses por las fuerzas serbias, que el 25 de mayo de 1995 perpetraron una de las mayores masacres de la guerra de Los Balcanes.

Fuerzas serbias bombardearon una zona de reunión de jóvenes en el barrio de Kapija. El resultado: 71 muertos y más de 200 heridos, la mayoría jóvenes entre 18 y 25 años. En esa ciudad y en ese ambiente creció Alen, hasta que a los 14 años se marchó a Eslovenia a jugar al baloncesto. A esa edad ya casi medía dos metros y recibió una oferta del Crnomelj esloveno.

En plena postguerra, Alen emigró al país vecino para continuar con su formación académica y jugar al básket. Al año siguiente se trasladó a Lasko, la capital tradicional de formación del baloncesto esloveno, y sólo cuatro años después de llegar al país debutaba con la selección, por gratitud a la que es su segunda casa y porque nadie de su país (Bosnia) se había puesto en contacto con él. Así que Omic, bosnio de nacimiento, con doble nacionalidad, es esloveno de corazón. Pero los radicales del Estrella Roja no «olvidan».

Los rescoldos de la guerra aún humean al ver esa pancarta de tintes racistas, que ha despertado la conciencia del país a todos los niveles. Porque ese tifo iba acompañado de mensajes en el pabellón y en redes sociales del grupo radical «Delije» advirtiendo de que si Omic sigue jugando ellos no irían más a animar al Estrella Roja.

Y así ha sido, este mismo lunes se ha vivido en Belgrado el gran derbi del deporte serbio: Estrella Roja-Partizán. El equipo de Omic se impuso por 86-75, con 6 puntos, un rebote, una asistencias y 6 de valoración en 14:12 minutos para el pívot. A la finalización del encuentro, los fans del Estrella Roja se avalanzaron sobre Omic. para darle cariño y transmitirle su calor. El pívot había declarado sobre ese acto racista que él llegó a Belgrado en buena parte por los aficionados del club y que es ateo, no musulmán. «Vine a Belgrado para jugar al baloncesto y luchar por los colores del club. El Estrella Roja tiene a los mejores fans del mundo. Vine aquí a causa de ellos, para luchar con ellos. Yo no vi esa pancarta. Yo estaba totalmente enfocado en la cancha, para ayudar al equipo a la victoria».

La Euroliga se ha apresurado ya a abrir una investigación disciplinaria sobre este feo asunto, recordando que su único estímulo es el de unir a todos y que está en contra de cualquier manifestación con tintes xenófobos como la mostrada públicamente contra Alen Omic. Es más, la primera ministra de Serbia ha salido al paso de ese mensaje racista contra Alen Omic. Ana Brnabic ha declarado: «Estoy avergonzada de tales carteles, de esas pancartas, y creo que ésta no es una imagen real de Serbia y de nuestro deporte. Tenemos que lidiar con esto, vamos a hablar y a resolverlo, porque no podemos permitir esto de ninguna manera», dijo la primer ministro.

El expívot del Unicaja, que se ofreció para fichar de nuevo por el club malagueño hace un mes después de negociar su salida del Hapoel Jerusalén, está en el centro de una polémica de la que él es sólo una víctima.