Unicaja y Anadolu Efes jugarán este jueves en el Martín Carpena un partido «entre amigos». No se repartirán, precisamente, caramelos entre malagueños y estambulíes. Sólo le separan dos victorias en la clasificación, aunque los turcos sean colistas. Tras realizar una amplia reestructuración en pleno curso, con el cambio de entrenador (salió Perasovic y llegó Ataman) y hasta tres salidas y reasignación de roles en la plantilla, el Efes llega a Málaga con tres caras muy conocidas por la afición verde. Y es que tres ex militan ahora en el club cervecero: Zoran Dragic, Krunoslav Simon y Vladimir Stimac.

Dragic jugó dos años en Málaga, en 2012/13 y 2013/14. El esloveno se puso en 103 ocasiones la camiseta verde, con un promedio de 18:16 minutos en 7,9 puntos. Su paso por el Unicaja fue realmente extraño. El jugador llegó a Málaga siendo muy joven, con sólo 23 años, y lo hizo como el complemento de un «pack» en el que las piezas más golosas fueron James Gist y Kosta Perovic. Todos de la misma agencia: BDA Sports. Pero ninguno de los dos triunfó en el Unicaja. «Zoki» sí que lo hizo. Y, además, a lo grande. El jugador puso dinero de su bolsillo para salir del KrKa Novo Mesto: 100.000 euros. El campeón de Liga esloveno había jugado con Houston la Liga de Verano de Las Vegas, promediando 6,5 puntos y 2,3 rebotes en cuatro partidos. Y el Unicaja confió en él para darle intensidad al equipo. Tras una primera temporada con Jasmin Repesa muy complicada, en la que el equipo no cumplió con las expectativas, llegó Joan Plaza.

El Unicaja estuvo a punto de cederle a Murcia, donde envió a Augusto Lima tras pagarle buena parte de su contrato. Sin embargo, el club murciano sólo asumía una parte pequeña de la ficha del esloveno. Joan Plaza prefería otras opciones, porque había overbooking en el juego exterior: Ryan Toolson, Txemi Urtasun, Sergi Vidal y los recién llegados Carlos Suárez y Mindaugas Kuzminskas. Pero Dragic se quedó porque el club no quería reforzar a un rival pagándole casi íntegramente su ficha. Y el resultado fue maravilloso. «Zoki» fue el jugador exterior más fiable del equipo, con 20:29 minutos en pista y 10,8 puntos, además de su tremenda capacidad defensiva.

En unos meses todo cambió y «Zoki» comenzó a tener «novias». Su obsesión por jugar junto a su hermano en la NBA le hizo pagar su cláusula y salir del club, ya a finales de septiembre de 2014. Dejó un millón de euros en Los Guindos y él emprendió una aventura que no le terminó de salir bien. En los Phoenix Suns sólo jugó seis partidos y fue traspasado a Miami Heat, donde apenas jugó 10. Una media de cuatro minutos y 1,8 puntos. Tras un año en la NBA regresó a Europa. El Khimki ruso le ofreció un contratazo y sólo cumplió un año. Le rescató el Olimpia Milán para dos temporadas. Pero en el primer curso, a finales de febrero de 2017, se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. Una pena... Este curso, con pocas opciones, el Anadolu Efes, en la enésima crisis y en otra reestructuración de su plantilla, adquirió su contrato.

Y en Estambul ha vuelto a jugar a su mejor nivel. Dragic, en nueve partidos de Euroliga en el Anadolu, está promediando 27:27 minutos en pista, con 10,5 puntos de promedio. Una alegría volver a verle jugar a buen nivel, ya que a sus 28 años aún le queda mucho baloncesto en sus manos. «Zoki» sigue acordándose de Málaga aunque su estatus todavía es muy alto como para pensar en una vuelta.

En el encuentro de ida, el esloveno aún no estaba en el Efes, que llevó a cabo una gran revolución, prescindiendo de Velimir Perasovic y dándole el banquillo a Ergin Ataman, y dando salida al alero americano Ricky Ledo (ex del Baskonia), al esloveno campeón de Europa Edo Muric y al brillante base estadounidense Josh Adams. A cambio llegó Dragic y se recuperó el lesionado Derrick Brown, una de sus estrellas. Ataman ha cambiado roles, ha dado mucho más protagonismo al base anotador Errick McCollum y su apuesta está en marcha.

Simon es de los que ha perdido algo de protagonismo. El croata jugó en el Unicaja en 2012/13, coincidiendo en el primer año con Dragic. El balcánico afrontaba su primera experiencia fuera del KK Zagreb y, apadrinado por Repesa, demostró en Málaga que tenía talento y calidad para afrontar grandes aventuras. Jugó 53 encuentros de verde, con 9,8 puntos en 22:40 minutos. No salió demasiado bien de Málaga, consciente de que Kuzminskas venía a ocupar su puesto. A él, eso sí, no le faltaron ofertas. Se marchó al Lokomotiv Kuban dos años y otras dos temporadas, de nuevo de la mano de Repesa, a Milán. Y ahora quema sus últimos años al máximo nivel en el Efes.

El querido Vlade Stimac

Quien tuvo más impacto en la afición malagueña, pero tampoco salió bien de aquí fue Vladimir Stimac. El gigante serbio fichó como complemento del juego interior en el curso 2013/14. El internacional es de esos jugadores que enseguida enchufan con la afición del Unicaja, porque es pasional, se entrega y lo da todo en la pista. En sus 65 intervenciones con el equipo, Vlade promedió 7,3 puntos en 17:37 minutos, añadiendo 5,5 rebotes. Las dos partes tenían una opción para cortar el segundo año de contrato. Stimac pidió una subida salarial de 35.000 euros para continuar. El Unicaja no se la quiso dar. Y él rompió su compromiso.

Fue un pequeño shock para todos, incluido para él, porque Plaza y la marea verde estaban encantados con él. Ahora Stimac gana un millón de euros netos en Estambul. Un verdadero pastón del que se gana cada céntimo, siendo un jugador realmente determinante: anotando (10 puntos), rebotando (6,9 rechaces) y dándolo todo (15,3 de valoración en 20:34 minutos). Tenía, eso sí, más minutos y protagonismo con Perasovic.

Son los tres jugadores sobre los que girarán los focos en su vuelta a Málaga. Tres hombres que tienen un pedacito de corazón verde y que mañana se medirán ante el que un día fue su equipo. Ahora, eso sí, querrán robarle al equipo malagueño el triunfo del Palacio. Algo que el equipo costasoleño no puede permitirse.