No levantamos cabeza. Las noticias desagradables se suceden. La de esta semana seguro que la conocéis. Mmame Mbaye, un senegalés que vivía en España buscándose la vida como tantos otros, murió de un ataque al corazón. Este desagradable hecho desató el inicio de una serie de sucesos propios de otra época o de otros países menos civilizados.

La situación de estos senegaleses es muy complicada. En muchos casos viven vendiendo productos falsificados para sacarse unos euros con los que pagarse dónde vivir y qué comer, seguramente en condiciones letales. Viajan a España pensando, o con la promesa, de que encontrarán una vida mejor. La realidad es otra. Hay más senegaleses viviendo aquí. El baloncesto es un buen ejemplo para explicar esto. Muchos chicos jóvenes no vienen a jugar aquí porque ellos lo deciden buscándose la vida como sus compatriotas «manteros». Vienen porque clubes españoles los traen.

En mi equipo tenemos uno de ellos. Se llama Pape Sow. Pape vino a España con 15 años. Lo fichó Cajasol de Sevilla. Cuando vino ya era un jugador con más de dos metros, zurdo, con buena mano y rápido como un alero. Para eso lo trajeron, con la ilusión de conseguir que fuera un alero capaz de jugar al más alto nivel. Evidentemente, con esa edad no sólo jugaba a baloncesto, también estudió en Sevilla. De Sevilla salió para ir al FC Barcelona para jugar en LEB Oro, la segunda categoría del baloncesto nacional. Hasta aquí su situación en España está legalizada. Una vez que sale del club catalán va de un club a otro, muchas veces con la promesa de que le arreglarán su situación y aprendiendo que las promesas después no se cumplen. Pape juega en diferentes equipos, pero ya lo hace en una situación ilegal.

Este verano Pape se enteró de que entreno a un equipo categoría EBA en Marbella. Nosotros nos conocíamos de enfrentarnos siendo él cadete o júnior del Cajasol y yo entrenador de Unicaja. También nos enfrentamos en LEB cuando él era jugador del Barça. Pape quería venir a jugar a Marbella con nosotros. Estaba dispuesto a pagar la cláusula del acuerdo que le unía al club que tenía sus derechos. Cuando alguien te cuenta esto es difícil decirle que no quieres que juegue contigo y fue fácil ponernos de acuerdo. Fue entonces, después de llevar en España más de ocho años, de que se ha educado y formado como persona aquí y de que no ha dejado de jugar ninguna temporada en categorías profesionales, cuando el chaval me cuenta que no tiene legalizada su situación.

En ese momento le prometo que eso lo arreglamos fácilmente. Una vez que le traslado mi promesa al presidente del club, él hace esa promesa como suya. Ambos pensábamos que esto iba a ser un trámite sencillo. El chico vive en un hotel en el centro de Marbella, está empadronado en la ciudad, la manutención la cubre el club, tiene un contrato laboral por un año. Está tan integrado que la pasada Navidad hizo de rey Baltasar en la cabalgata de los Reyes Magos.

Pues creed cuando os digo que el club lleva seis meses trabajando para que Pape tenga NIE que le permita legalizar su situación y todavía no lo hemos conseguido. Y ahí seguimos sin dejar de trabajar para cumplir lo prometido. Todo lo que os expongo no es suficiente. Son necesarios unos papeles que deben venir de su país y que parece que vienen nadando. Después traducciones, más papeleos y por supuesto, pagar tasas, tengas o no toda la documentación. Fijaos que hablamos de un chico formado en nuestro país, que no vino porque quiso sino porque un club español lo trajo, que lleva muchos años jugando al baloncesto aquí, con un contrato laboral, con alojamiento y manutención pagados... Pues no es suficiente.

Antes pensaba que cómo era posible que nadie haya ayudado a Pape a legalizar su situación. Ahora en parte les comprendo. Nosotros no vamos a desistir. Vamos a seguir hasta conseguirlo a pesar de que las dificultades son máximas. Ahora bien, si hay tantas dificultades con un chico como Pape, ¿cómo consiguen vivir legales todos esos senegaleses que viven en España como Mmame Mbaye y a los que nadie les ayuda? Quizás esto merece que alguien se lo haga mirar y le dé una vuelta al asunto, ¿no?