El autobús de valientes del Unicaja que acudió a Sevilla para animar al equipo malagueño tuvo que regresar a casa sin la recompensa de la victoria. "Me duele por el autocar de gente que ha venido de Málaga, que se volverán tristes", confesó Joan Plaza tras el partido, cabizbajo por un nuevo revés, en el derbi andaluz ante el Real Betis Energía Plus.

Lo cierto es que la afición malagueña se animó y vino a animar al equipo, a pesar de ser todo un Domingo de Ramos. La "marea verde" llegó 45 minutos antes al pabellón de San Pablo, que presentó un aspecto bastante desangelado, por cierto. Poco más de 3.500 espectadores se desplazaron a ver el partido. De ellos, casi un centenenar vino de Málaga.

Y es que, además del autobús que fletó el propio Unicaja también se deplazaron en coches particulares algunos malagueños. Más de una hora antes de que arrancase el encuentro ya estaban paseando por los alrededores de la instalación. Luego, en el encuentro, se dejaron oír. Gritos de "Málaga, Málaga" durante algunas fases del choque.

Especialmente motivados estuvieron cuando Alberto Díaz encadenó tres triples casi consecutivos y dejó el partido muy cerca del Unicaja. Pero el equipo no supo rematar la faena, como tantas y tantas veces le ha ocurrido esta temporada. Y los malagueños tuvieron que volverse a Málaga sin el premio del triunfo.

En el palco de autoridades, por cierto, sólo se dejó ver el secretario técnico del club, Carlos Jiménez. El responsable de la parcela deportiva del club participó por la mañana en la procesión de La Pollinica. Antes de que acabase su estación de penitencia, cogió un tren y se desplazó hasta Sevilla. Y representó al club en el palco de autoridades.

Tras el encuentro, los aficionados esperaron pacientemente la salida de los jugadores para que firmar autógrafos.