No fue una noche fácil en el Carpena. El cierre de la temporada, con una derrota contundente ante el Baskonia y la consiguiente eliminación liguera, provocó que buena parte de la grada despidiera a sus jugadores con una sonora pitada, acrecentada hacia la figura de su técnico, Joan Plaza, cuando se retiró al vestuario, tras finalizar el choque.

No obstante, minutos después de acabar el partido, unos 200 aficionados cajistas, la mayoría muy jóvenes bajaron a la primera fila de la Tribuna, la Preferencia y ambos Fondos, a la espera de que salieran los jugadores del vestuario para recibir el último aliento de la temporada.

La plantilla al completo, incluido el lesionado Adam Waczynski, sin ningún representante del cuerpo técnico, volvió al parqué del Carpena para alegría de los aficionados más fieles, que aplaudieron a rabiar a sus jugadores, que devolvieron los aplausos a sus aficionados desde el centro de la pista.

Inmediatamente después, todos los jugadores dieron una vuelta a la pista para saludar uno por uno a los seguidores. Algunos, como Nemanja Nedovic, entre lágrimas, conocedor de que su etapa en Málaga llegó a su fin con este partido ante el Baskonia.

Hubo, por cierto, regalos varios para los seguidores. Y es que los jugadores repartieron camisetas, zapatillas y hasta chanclas con sus seguidores, que tuvieron una buena recompensa a su fidelidad hasta el último minuto de la temporada.