Los datos no mienten. En una época reciente marcada por la crisis económica, los patrocinios privados en el baloncesto han sido uno de los mayores quebraderos de cabeza que los clubes han tenido que afrontar para poder salir adelante y no desaparecer. Un problema que en Málaga, por suerte, ha pasado de puntillas gracias a Unicaja y su respaldado al básket de la capital. Y es que son ya cuatro décadas siendo propietario del club y estando a la cabeza de las empresas más fieles dentro de la Liga ACB y de todo el deporte nacional e incluso mundial.

De los 18 equipos que conforman la élite del baloncesto español, solo el Real Madrid y el propio Unicaja han sido capaces de mantenerse a flote sin necesidad de llegar a acuerdos con diferentes patrocinadores. El caso del Real Madrid es distinto, aún así. El club blanco está colocado en el Top 3 del ránking mundial en cuanto a organizaciones deportivas más cotizadas, por lo que mantiene una política de rechazo a que se identifique al Real Madrid con cualquier otra empresa. O sea, que sí ha tenido diversas empresas que han «manchado» su camiseta, como Teka, pero que no han formado parte del nombre oficial del equipo

Unicaja es un ejemplo de los patrocinios que generan más ingresos en el deporte europeo: los naming rights (derechos del nombre). Estos derechos son el paquete más atractivo, en relación visibilidad y dinero invertido, para las empresas. En el imaginario de los aficionados es difícil tener que adaptarse a una imagen nueva campaña tras campaña, algo que en Málaga nunca ha ocurrido con el Unicaja, propietario del equipo desde 1977.

Algunos estudios aseguran que los cambios de nombres continuos no son positivos para los clubes, y pese a que en Málaga se haya apostado por los naming rights como modelo a seguir, el simple de hecho de haber construido la historia del club junto a un mismo aliado, como es el caso de Unicaja, ha supuesto la creación de una base sólida en las mentes de todos los aficionados al baloncesto, que asocian la palabra Unicaja al baloncesto y a la ciudad de Málaga.

Las circunstancias de este banco, que posee el equipo en calidad de propietario, son una auténtica rara avis en el continente europeo, donde hasta conjuntos con presupuestos elevados están continuamente cambiando sus nombres de cara a la galería.

El FC Barcelona se estima que maneja unos 25 millones al año para la su primer equipo de baloncesto, y en 2015 firmó un acuerdo con la empresa de neumáticos Lassa Tyres para patrocinar a cuatro de sus secciones. Esto quiere decir que la fidelidad va más allá del dinero que pueda retribuir una u otra entidad.

Este tipo de patrocinios pueden acabar suponiendo el 50% del presupuesto final de muchos conjuntos. Si podemos nombrar casos de clubes más prestigiosos, en la otra cara están aquellos equipos que por imperiosa necesidad ha tenido que cambiar sus nombres de manera constante. Muchos equipos ACB han cambiado su nombre hasta en seis ocasiones en un período de 10 años. Míticos como el Estudiante o los el club isleño de Tenerife han pasado por esta situación.

Otra idea que también surge es la de implantar patrocinios que vayan más allá del puro marketing, como en algún equipo inglés esponsorizado por una aerolínea que paga los billetes de avión a sus aficionados, con el objetivo de que se desplacen para ver los partidos fuera de casa.

La Copa del Rey, la Liga, la Copa Korac o la Eurocup han sido títulos levantados por un Unicaja que vestía el color verde de su patrocinador. Unicaja ha estado presente en todos los éxitos y logros del club malagueño y, sin duda, ha fijado los cimientos para que esas plantillas históricas en el seno de la organización resultasen victoriosas. Ya no solo se han convertido en la imagen principal de un club y sus capas inferiores, sino que hablar de Unicaja es hablar de lo primero que le viene a la cabeza a un aficionado de cualquier parte de España, cuando en la conversación coexisten baloncesto y Costa del Sol. Por todo ello y mucho más, no es una sorpresa que el equipo cajista se mantenga líder de esta clasificación, mientras otros equipos recurran a otras vías de financiación.