¿Qué pasa Juanki?:

Vaya noticia, ¿no? Dejas de jugar. Ahora estarás regular, seguro. No debe de ser fácil dar ese paso cuando llevas toda la vida jugando, cuando es tu profesión, aunque en tu caso más que tu profesión es tu pasión. Todos entendemos que estés triste. No te creas que eres el único. El baloncesto español está triste porque no podrá verte jugar más en directo. Y no solo el baloncesto español, tú en Europa eres admirado.

Estos días estarás recibiendo muchísimas muestras de cariño y yo me he atrevido a hacerte este pequeño homenaje, aunque hace mucho que no nos vemos. Ya te digo, tú no tenías barba y yo no tenía canas. Eran otros tiempos. Tú eras un niño que estaba a punto de empezar a escribir la historia más importante del baloncesto español y yo era un chavalillo que soñaba con ser entrenador, un privilegiado por compartir con vosotros una etapa maravillosa de mi vida. ¿Te acuerdas de esos piques con Pau en las series de tiro? Ya siendo júnior eras capaz de hacer series de nueve de diez o diez de diez en tiros de tres puntos sin despeinarte. Y un días tras otro, haciendo fácil lo que era tan difícil.

¿Quién podía pensar que un chaval de 1,90 tan canijillo podía hacer las cosas que tú haces? ¿Cómo eras capaz de competir contra tíos que eran más grandes y fuertes que tú? Lo mejor es que no solo competías, les ganabas a todos. Así eres tú, un jugador que no teme a nadie, que no se para a pensar si tu rival es mejor físicamente. Tú eres un valiente y solo piensas en ganar. Nadie ha podido contigo. Hasta cuando todos pensaban que jugar en la NBA era un reto demasiado grande para ti por tu físico, vas tú y juegas allí. Y compites, y te demuestras a ti mismo que puedes con ese reto también.

No sé si te habrás parado a pensar en la de niños que juegan a baloncesto gracias a ti, gracias a verte jugar. He visto a chicos que jugaban imitando todos tus gestos, soñaban con ser Navarro e intentaban parecerse a ti en la pista. Muchos de esos niños ahora son jugadores profesionales y, seguramente, te habrás enfrentado a alguno de ellos o incluso habrán compartido vestuario contigo. Ya te digo yo que Pau es el gran Pau Gasol gracias, en parte, por estar cerca de ti.

Tú has demostrado a todos que ser pequeño y más débil no es un problema para jugar a baloncesto, existen otras virtudes que explotar. Y debes hacerlo con valentía, pensando en competir para ganar a quien sea. No existe el miedo ni la debilidad. Has sido un ejemplo para todos. ¡Hasta te inventaste un lanzamiento! Que levante la mano el entrenador que no ha intentado enseñar a sus chicos penetrar a canasta culminando con una bomba, una bomba de Navarro...

Guardo dos recuerdos especiales contigo. Coincidimos en la bocana del Martín Carpena antes de que entrara tu equipo a pista para disputar la final de la Copa del Rey. Esa cara de concentración, de ganador, sin cruzar palabra con nadie. Me enseñaste cómo un profesional debe prepararse ante un partido. Estoy seguro de que, conociéndote, por tu cabeza solo pasaba ganar. Pero además de ser un jugador increíble, inolvidable, que ha marcado tendencia, eres un hombre con un corazón enorme. Jamás olvidaré aquel torneo de Hospitalet que fui como entrenador del equipo júnior de Unicaja. Tú ya eras jugador del primer equipo del Barcelona, ya eras conocido por todos y admirado por muchos.

Bajaste a los vestuarios a buscarme para saludarme después de ganar la semifinal. Allí te metiste en nuestro vestuario para verme y hablamos unos minutos. Todos los chicos te miraban. A alguno se le caía la baba (esto me lo confesaron después, cuando te fuiste). Me acuerdo que David Ferrer, uno de mis jugadores, rompió las zapatillas durante la semifinal. Tú le oíste, le preguntaste qué número de pie tenía y te fuiste después de despedirnos. Y allí te volviste a presentar por la tarde antes de la final para darle a David un par de tus zapatillas y que pudiera jugar.

Por cosas así dentro y fuera de la cancha debes saber, ahora que estarás triste por tu retirada, que tú nos has marcado a muchos, que eres leyenda, que tu legado permanecerá de por vida y que no habrá otro jugador como tú porque eres un tío diferente.

Muchas gracias por todo lo que has hecho por nuestro deporte y un fuerte abrazo, Juanki.