Una exhibición ofensiva descomunal del Unicaja en el tercer cuarto (36 puntos), liderada por un desatado Kyle Wiltjer, autor de 17 puntos en menos de 5 minutos, le sirvió al Unicaja este sábado para darle la vuelta a un partido en la pista del Baxi Manresa que se había complicado al descanso (42-35), pero que acabó en fiesta para un Unicaja que va sumando cadáveres, partido a partido.

Pareció incluso sencillo cuando sonó el bocinazo final. Pero no lo fue. Ni mucho menos. Por mucho que a veces el equipo parezca que juega con suficiencia e incluso con el freno de mano echado. El caso es que el Unicaja sumó anoche un nuevo triunfo liguero, esta vez ante el Baxi Manresa, recién llegado otra vez a la elite del baloncesto español, tras varios años en el «infierno» de la LEB Oro.

En una cancha pequeña, ruidosa, «empalagosa», en la que se protesta todo y de la que nunca es fácil salir vivo, el Unicaja mostró su buen momento. Y es que el equipo de Los Guindos está enrachado y ni el rival ni la atmósfera en contra frenaron a la máquina verde. Veremos a ver cuántos equipos de los aspirantes al play off por el título salen de Manresa en las próximas semanas con el rabo entre las piernas. Yo digo que más de dos y más de tres. Tiempo al tiempo.

Los chicos de Luis Casimiro hicieron el partido que tenían que hacer. Fueron de menos a más, sufrieron un poco en la primera parte, pero fue ponerse por delante en el tercer cuarto y aniquilar cualquier opción de victoria de los locales. Cuando el Unicaja se vio por delante en el tercer cuarto, fue solvente e intratable. Justo lo que tiene que hacer un equipo aspirante a dar guerra en esta Liga y en la Eurocup.

No se puede negar que este nuevo Unicaja tiene carácter. Sabe sufrir, sabe leer los partidos, nunca tira la toalla y sabe, sobre todo, aguantar el chaparrón cuando vienen mal dadas y esperar su momento para mostrar su superioridad. O sea, que basa su actual buena racha en hacer justo todo lo que «escondió» durante la pasada pretemporada, que es verdad que parece muy lejana en el tiempo, pero que fue solo hace cuatro días y que dejó unas sensaciones muy alejadas de lo que ha sido la realidad del equipo desde que arrancó la competición de verdad, cuando hay cosas en juego, el día del Valencia Basket.

No sé dónde está el techo de este equipo. Estamos solo en octubre y pronosticar a tantos meses vista es tan arriesgado como irresponsable, sobre todo pensando en la maldita hemeroteca, ésa que te saca los colores con una facilidad pasmosa. Pero que este Unicaja tiene muy buena pinta creo que sí se puede gritar a los cuatro vientos. Yo, desde luego, me arriesgo a decirlo. Sobre todo porque hay todavía muchísimo margen de mejora.

El primer día sin Alberto Díaz provocó un evidente y esperado cambio de roles en la pizarra de Luis Casimiro. Estaba previsto y así ocurrió. Roberts, Salin y Dani Díez fueron los titulares esta vez en el perímetro. Milosavljevic y Waczynski se alternaron saliendo desde el banco en las posiciones de «2» y de «3». Y Jaime Fernández, que será ahora el otro base del equipo, ante la ausencia por lesión de Alberto Díaz, tuvo incluso tiempo para jugar también varios minutos de escolta, junto al propio Roberts. Habrá que ver cómo evolucionan los acontecimientos, pero parece evidente que hay mucha polivalencia en la línea exterior como para minimizar el triste hueco que deja la lesión de 6 a 8 semanas del base criado en Los Guindos.

¿El partido? Pues fue mucho menos cómodo de lo que el marcador final puede indicar. Los dos primeros cuartos tuvieron más color rojo que verde. Es verdad que nunca pareció peligrar el resultado. El Baxi Manresa mandaba en el marcador, pero sin contundencia. Dio la impresión que el Unicaja estaba agazapado, esperando su momento, convencido de que tarde o temprano iba a llegar.

Tras el descanso llegó ese show de Kyle Wiltjer, al más puro estilo del mejor Jorge Garbajosa, liderando una remontada que dejó sin argumentos a un Manresa que desde ahí hasta el final del partido fue un quiero y no puedo ante la máquina verde.

La próxima cita llega el martes en Europa. Llega a Málaga el Unics Kazan de Jamar Smith. Es Eurocup, pero parece Euroliga.