Canta el genial Joaquín Sabina, en uno de sus últimos discos, una estrofa del «Peces de Ciudad», algo así como que «al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver». Luis Casimiro Palomo, entrenador del Unicaja, regresa hoy a ese escenario, al que fue extremadamente feliz, ganando con un club modesto como el Manresa la Liga ACB 97/98. Una de las gestas más históricas que ha deparado el baloncesto y el deporte español. Vuelve el manchego, eso sí, con otro escudo y otro equipo. Ahora, con «nuestro» Unicaja, en la quinta entrega de la Liga Endesa. La primera en la que el equipo malagueño no podrá contar con Alberto Díaz. El «Pelirrojo» sufrió una rotura de grado 1 del tendón conjunto isquiotibial de la pierna derecha en Bar y permanecerá de baja de seis a ocho semanas.

Aprender a vivir sin Alberto va a ser una tarea complicada para el Unicaja. Porque uno de sus puntos flacos en este arranque liguero es la defensa. Tiene sólo la décima mejor defensa de la Liga, encajando 79,25 puntos por encuentro. Y su pérdida, por todo lo que transmite Alberto, es considerable.

Ha de aprender el Unicaja a jugar sin la garra del canterano. Y debe comenzar a hacerlo desde esta misma tarde, en su visita al Baxi Manresa, un recién ascendido con piel de cordero que ha dado ya un par de sustos esta temporada. Muy bien dirigido por Joan Peñarroya, el club acaba de contratar al pívot, ex del Zaragoza, Nikola Dragovic, que ocupará el puesto durante dos meses de Marko Lukovic. La dirección del experimentado Alex Renfroe es su gran aval, sin olvidar al excajista Ryan Toolson, desafinado en lo que va de curso (8,8 puntos y 3/15 en triples -20%-), y que querrá demostrar ante el Unicaja su mejor versión.

Lo curioso de este Baxi Manresa es que aún no ha ganado en su ratonera del Nou Congost en esta temporada. Ha perdido sendos derbis barceloneses. Contra el Barça Lassa cayó por 78-88 y frente al Divina Seguros Joventut lo hizo por 66-67. Sus dos triunfos en esta ACB, a la que han vuelto tras purgar sus pecados en LEB Oro, llegaron en las pistas del Estudiantes (77-79) y Andorra (77-82).

El Unicaja afronta el típico partido que, a priori, está obligado a ganar si quiere luchar por los puestos altos de la clasificación. Pero será una tarea ardua, ante un rival muy peleón y con un público siempre entregado. Los verdes llevan ya tres partidos consecutivos ganados y estirar la racha, fuera de casa, contribuiría a alimentar la moral cajista y a dar otro pasito más para acercarse a uno de los objetivos del curso: jugar la Copa.