El Unicaja superó todos los obstáculos imaginables, escaló una montaña empinadísima, amplió su registro y cambió la diversión por sufrimiento, el ataque por la defensa, para forzar una prórroga tras verse fuera del partido y ganó al Unics Kazan ruso por 82-80 en un encuentro con muchas historias que sonrió al conjunto de Luis Casimiro. Jaime Fernández, en un partido extraordinario, fue más poderoso que el tremendo arsenal humano y físico del Unics, conducido por un genial Pierria Henry. Jaime estuvo soberbio, aunque acabó exhausto y fallando tiros libres, y Roberts apareció en el momento de la verdad con dos triples en el tiempo extra. El Unicaja consiguió su quinta victoria consecutiva y se sitúa con más confianza todavía, con un Jaime de otro planeta: 23 puntos, 7 asistencias y 27 de valoración. Una exageración. Lo suyo y lo del equipo, capaz no sólo ya de anotar, si no de ampliar sus recursos, de sufrir, de pegarse, de remontar, de superarse a sí mismo y a un rival muy físico y, hasta anoche, invicto.

El 0-10 de salida del Unics condicionó buena parte del encuentro. Henry provocó continuas ventajas sobre Roberts, al que le sacó dos faltas en cuatro minutos. La defensa agresiva de los rusos pilló muy desprevenido al Unicaja, que apostó por un cinco defensivo, con Salin y Dani Díez. Ndour empequeñeció a Wiltjer, y el Unicaja sufrió muchísimo. Casimiro paró el partido. Y luego movió el banquillo. Dentro Jaime, Milosavljevic y Suárez. La superioridad física del Unics era patente. En cada acción sacaba alguna ventaja, bien a través de Henry o bien por dentro con Morgan y Ndour. El Unics penalizó las ayudas de los exteriores del Unicaja, con penetraciones que acababan en pases junto al aro para los cortes de Lockett o de algún pívot. El partido necesitaba un plan «b». Eso, y pico y pala. Mucho pico y pala.

La paciencia fue crucial. También las rotaciones. Del banquillo del Unicaja salió mucha hambre y un tremendo acierto, con canastas de Jaime y triples de Milosavljevic. Del banco ruso llegaron errores en el triple McCollum y Kolesnikov. Shermadini también hizo acto de presencia. Y del 0-10 del arranque, el Unicaja llegó empatado al final del primer cuarto (16-16), con un triple sobre la bocina de Milosavljevic.

El Unicaja se sentía ahora cómodo, había igualado el nivel de dureza del Unics e incluso, tras un par de antideportivas a uno y otro bando, se puso arriba por primera vez en todo el encuentro: 21-19. El Unics no tardó en darle la vuelta a su ideario y volver a situar en pista a su cinco titular, especialmente a Henry, el motor ruso. El otro factor decisivo para que el Unics volviese a estar con vida fue el rebote. Una rémora para el Unicaja. Hasta cuatro oportunidades tuvo el Unics en un ataque para que, al final, Ndour anotara ya por puro aburrimiento. El rebote defensivo verde fue caótico y eso permiticó al equipo de Kazán engancharse: 24-26 (min.16).

También es cierto que hubo un Unicaja con Jaime Fernández al mando y otro, con Brian Roberts. Y, además, el trío arbitral fue desconcertante, por ser suaves. Con todo este cóctel, tras una primera parte agitadísima, el Unicaja fue capaz de marcharse con tres puntos arriba (36-33) después del triplazo sobre la bocina de Suárez. Tras el 0-10 del inicio, este resultado sabía a gloria. Pero había que seguir cavando, porque este Unics no iba a rendirse con facilidad. Especialmente, por los porcentajes de tres: 7 de 10 para el Unicaja y 1 de 8 para el Unics. Había que trabajar más todavía, porque parecía inviable mantener el 70% desde la línea de 6,75 metros y que los rusos siguieran en ese paupérrimo 12%.

La batalla se vivió ahora en la zona. Tras pérdidas y desacierto, Lessort y Ndour, cada uno en un aro, marcó territorio. El problema es que el francés sólo sumaba de uno en uno. Y el africano, hasta con dos más uno: 41-42, a 3:56. El Unicaja no veía aro y Roberts no aportaba soluciones. Al contrario, era el americano Henry el que dominaba el partido, el que jugaba a su antojo. Le sacó la cuarta a Roberts y entró Jaime. El partido se había puesto feo (43-49). Y se puso más todavía cuando a Casimiro le cayó una técnica por reclamar una cara falta de Henry a Jaime en el contraataque. El 45-50 pesaba como una losa. El Carpena protestó y al final del tercer acto había que remontar el 48-52.

Lockett convirtió cinco puntos seguidos y encendió la alarma del Unicaja: 50-57. Desde una esquina y luego ganando la línea de fondo, el ex del Real Betis hizo daño. Eran 7 puntos, pero parecían un mundo, porque el Unicaja no veía aro. Parecía un mundo... menos para Jaime Fernández. El base devolvió los 5 puntos de Lockett: 55-57, a 6:18. Había partido. Sobre todo cuando Waczynski anotó de tres, pero el Unicaja siguió sin cerrar el rebote y perdió un saque de banda: 58-61.

En un periquete, el Unics perdió a sus dos referencias en la zona: Morgan y Ndour. Los dos, con cinco faltas. Smith anotó de tres. Jaime le respondió: 64-66. Y tres más, desde la personal: 67-67, a 2:39. Pero Henry aprovechó una falta mal hecha de Milosavljevic y luego usa su pericia: 67-70. Tuvo un triple Wiltjer, pero fue Lessort quien forzó la prórroga desde la personal: 80-80. Henry, el mejor anoche, falló el tiro.

En el tiempo extra apareció, por fin, la mejor versión de Brian Roberts. El americano se lo había guardado todo y anotó dos triplazos en el tiempo extra para poner al Unicaja en órbita: 80-75. Fue una explosión de júbilo. Jaime fue a la personal, pero sólo anotó uno: 81-77. El Unics tuvo un triple y falló, pero McCollum ayudó desde la personal: 81-79, a 12,8 segundos. Jaime fue a la personal pero solo metió uno: 82-79, a 10.3 segundos. El Unics tuvo la última bola y Waczynski hizo falta a Henry, antes de que se levantara tirar de tres: 82-80, a 6,8 segundos. El rechace de su intencionado fallo fue para Ejim, que lanzó de tres para ganar el partido... pero falló. Es el baloncesto: 82-80 para el Unicaja.