La formación deportiva comienza por la mente. Antes, incluso, que por el cuerpo. También, por supuesto, la de los jóvenes jugadores. Especialmente la de ellos, que están en un proceso de aprendizaje continuo y que necesitan encauzar todos los conocimientos adquiridos en unas instalaciones y con unos profesionales de primer nivel, como sucede a diario en Los Guindos, la «fábrica» donde se miman los jóvenes talentos del Unicaja.

Hace ya unos años, en 2014, el club cajista fue pionero en la creación de un centro educativo donde los jóvenes extranjeros de las diversas categorías, pasados ya los 16 años y la educación obligatoria, adquirían conocimientos de diversas materias. La psicóloga Alba López fue la encargada de poner en marcha aquel proyecto, donde el senegalés Bruno Diatta, los congoleños Romaric Belemene y Viny Okouo, el inglés Morayo Soluade, el senegalés Maodo Nguirane, el macedonio Andrej Magdevski y los montenegrinos Kenan Karahodzic y Marko Grkovic, acudían a clase a diario. Se hablaba de Historia, de Lengua o de Matemáticas. Pero también de alimentación, de descanso, de fotografía, de redes sociales, de civismo... Era un fantástico cajón de sastre para complementar su formación fuera de las canchas.

De todos esos proyectos de jugadores para el primer equipo sólo queda uno en la casa, Viny. Todos han tenido las mismas herramientas y oportunidades para crecer. Romaric está en ACB con Breogán, Soluade jugó el pasado año en el primer equipo verde y ahora se ha marchado a Polonia... Sólo unos pocos llegan. Es la ley del deporte. Y para evolucionar y trabajar tantos aspectos, y transmitir valores que favorezcan la responsabilidad, la tolerancia, la igualdad, el respeto... la cantera del Unicaja vuelve a tener un servicio de atención psicológica. Alba vuelve a «casa».

La malagueña decidió hace dos años aceptar una propuesta irrechazable: ser la coordinadora y psicóloga de la «Rafa Nadal Academy». Había estado más de un lustro en el Unicaja, con seis años trabajando en la cantera y dos con el equipo ACB, suficientes para sentir que era capaz de dar un paso más. Dos años en la «Rafa Nadal Academy» han sido un verdadero máster en el trato con deportistas. Con un matiz: el tenis es un deporte individual y el trabajo en ese aspecto es diferente. Ahora Alba ha tomado la decisión de regresar a Málaga y dos veces por semana «pasa consulta» en Los Guindos a todos los equipos de la cantera, de chicos y de chicas, además de acudir los fines de semana a los partidos. «Es la mayor novedad que me he encontrado, las chicas», confiesa.

Al acabar el Bachillerato, Alba eligió Salamanca a estudiar la Licenciatura de Psicología. De allí se fue a Barcelona, a cursar un máster de Psicología de la actividad física y deporte, que completó con un máster de investigación en actividad física y deportiva y otro máster de coaching y psicología del deporte».

Todos esos conocimientos están de nuevo al servicio de la cantera verde. «He ganado experiencia, he aprendido muchísimo, con niños de todas las partes del mundo y me llevo una vivencia muy bonita. Vuelvo porque me planteé estar allí un plazo de dos o tres años, y echaba mucho de menos todo esto».

Dos programas formativos

Alba va a trabajar ahora sobre dos tipos de programas. Ella misma los explica: «Uno, a nivel de Psicología del Deporte, donde se les enseña conceptos y cómo aplicarlos en los partidos y entrenamientos. Y el otro, sobre Inteligencia Emocional, que hoy por hoy es muy importante, sobre todo en formación, enseñando a los niños a saber conocerse, a ponerse en lugar de otros, saber sentir y sensibilizarse y tomar decisiones por ellos mismos, no porque los impulsos o una emoción confundida que no sepan controlar decida por ellos. Darles autonomía e independencia», relata la psicóloga.

La gran novedad que se ha encontrado Alba en su vuelta es la sección femenina. «No hago una preparación previa si es niño o niña. Las técnicas son prácticamente las mismas. No hago diferenciación entre géneros. A las chicas les atrae la forma de presentar los temas, les encantan las figuras y colores, son más visuales. A los chicos les gusta más comentar situaciones de partido. Las chicas se abren más en aspectos emocionales; los chicos, más en relación a partidos. Cada equipo tiene asociado un tiempo para la psicología, y hay organización con entrenadores y preparadores físicos».

El otro gran cambio que se encontró Alba fue un nuevo modelo médico en el club, que ahora se refuerza con su servicio. «Me ha encantado, es un paso adelante para nuestra cantera». Es importante que los padres entiendan qué tipo de trabajo hace Alba con sus hijos. «En la sociedad en la que estamos considero muy necesario educación en Psicología y valores. Los niños tienen muchas estimulaciones, con videojuegos; mucha competencia, y su cerebro es el que es. A veces los padres deciden acudir al psicólogo deportivo cuando el problema ya está muy encima, con sintomatología como vómitos y llantos, o cuando el niño abandonó ya incluso el deporte. La inteligencia emocional es clave y los niños tienen necesidades. La gestión del tiempo, organizarlo, cómo lo priorizan... ellos conseguirán ser más maduros, saber dónde y cómo, para qué. La psicología del deporte es un buen vehículo», analiza.

Alba también tiene consulta privada y atiende a clínicas del deporte, además de entrenar al cadete y al juvenil del Mijas Voley. Trabajó con el primer equipo del Unicaja hace unos años y ahora está a su disposición. «Conozco a Luis. Estoy cerca de ellos. Tengo buena relación con jugadores y entrenadores y estaré siempre por si necesitan cualquier cosa».

El trabajo de infantiles a júniors cambia. «A los más pequeños les falta experiencia. Hay que transmitir ilusión, confianza. No han descubierto el sufrimiento del deporte. Cuando empiezan a crecer están los descartes, comparaciones físicas, el reparto de minutos... Los adolecentes sufren ahí y entra la inteligencia emocional, porque la toma de decisiones es más importante».

A Alba, como al propio Unicaja, le preocupa el uso de redes sociales de los adolescentes. «Creo que estamos perdiendo la capacidad de poner límites a nuestros jóvenes y en ocasiones tenemos miedo o dudas. Es muy importante educar en los límites, hacerles ver que no siempre tienen razón, porque ellos no controlan y toman decisiones mucho más atrevidas al no saber las repercusiones. Recomiendo poner límites y sobre todo revisar y tener una relación cercana con los hijos para ver qué ponen y cómo usan. ¿Para qué quieres poner una foto en Instagram para enseñar algo... No lo necesitas. El por qué lo hacen y el para qué lo hacen. A los chicos se les van a impartir charlas y formaciones, más la Escuela de Padres. Es clave que padres e hijos estén conectados. Los padres a veces piensan que tienen un niño, pero luego en redes sociales son otras personas».