El Unicaja sorprendió el pasado verano apostando por Jaime Fernández, un jugador con contrato en vigor con el Morabanc Andorra, club al que hubo que desembolsar 250.000 euros para liberarle del contrato que unía al equipo del Principado y al canterano del Estudiantes para la presente temporada.

El club de Los Guindos, reacio durante la etapa de Eduardo García en la presidencia a pagar por fichar -ni siquiera a los clubes de los jugadores sometidos a derecho de tanteo a los que se les hacía una oferta-, hacía una excepción con Fernández, internacional español en las últimas convocatorias de Sergio Scariolo, ante la ausencia de los NBA y los jugadores de clubes de Euroliga.

El Unicaja firmó entonces a Fernández por tres temporadas garantizadas, un contrato que expirará el verano de 2021. La pregunta del millón estas últimas semanas es ¿qué cláusula de rescisión tiene el jugador si es que otro club quiere llevárselo de Málaga?

Según ha podido saber La Opinión, en ese contrato figura una cláusula por la cual Fernández puede comprar su libertad y abandonar el Unicaja previo pago de 750.000 euros, una cifra que en un principio podría parecer muy exigente para cualquier rival que quisiera «robarle» el jugador al club cajista, pero que visto su inicio de temporada a lo mejor no es tan alta.

Lo cierto es que el club parece haber hecho un gran negocio con el jugador. Deportivamente, la apuesta, por ahora, es un éxito. Y económicamente, tanto si se queda como si compra su libertad, será también una buena operación. Nadie en el club espera que se vaya, pero si alguien lo quiere ya sabe lo que tiene que hacer: poner 750.000 € encima de la mesa. Un pastizal.