Objetivo cumplido. Con demasiado sufrimiento este miércoles, pero con la solvencia de hacerlo tres jornadas antes del final de esta primera liguilla. El Unicaja ganó en Alemania al Fraport Skyliners y ya es equipo de Top 16. Lo malo es que volvió a mostrar inconsistencia en su juego y que desperdició 18 puntos de renta en el tercer cuarto para acabar sufriendo sin sentido hasta casi el bocinazo final, 78-84.

Ya van dos partidos europeos que el Unicaja no remata a su rival y luego «pide la hora». Le pasó en Turín hace un par de semanas y repitió el guión esta vez en Alemania. El Unicaja «regaló» el primer y el tercer cuarto a los germanos, pero le bastó con apretar el acelerador en el segundo y aguantar la presión en el cuarto para ganar el partido. El equipo volvió a dar la sensación de jugar con el freno de mano chado, una actitud muy peligrosa y que puede costar cara cualquier día.

Sin Jaime Fernández ni tampoco Alberto Díaz, Luis Casimiro apostó por dar galones al júnior Pablo Sánchez y también le dio la manija a Milosavljevic, para dar minutos de descanso (pocos) a un demasiado despistado en defensa Brian Roberts. El equipo verde supo sobreponerse a la adversidad de no contar con su jugador franquicia de este inicio de temporada y repartió roles de protagonismo entre Waczynski, primero, Milosavljevic, después, y Shermadini, en un inicio del último cuarto en el que el pívot georgiano fue el que tiró del carro.

Es verdad que las sensaciones tras la victoria no fueron las mejores, pero no es menos cierto que el Unicaja sumó en Alemania su sexta victoria seguida en esta primera fase continental. Y eso tiene mucho mérito. Después del arranque en falso en Vilnius, la primera jornada, todo han sido victorias y más victorias. La de Fráncfort, por cierto, en una pista que hasta ayer estaba «virgen» en esta Eurocup.

Los alemanes son un equipo guerrero, saben a lo que juegan, explotan sus virtudes y esconden sus defectos. Tienen su plan de juego y lo llevan hasta el final. Cuando les entran los tiros, son peligrosos, cuando les bajas los porcentajes, amenazan menos porque por dentro les falta talento y músculo para pelear con rivales de mayor caché.

El pase cajista al Top 16 hay que celebrarlo, pero asumiendo que es un objetivo mínimo en Europa. Porque hay que ser sinceros: esta primera fase de la Eurocup se le queda muy pequeña al Unicaja. Acostumbrados estos últimos años a épicas peleas continentales contra los mejores equipos de Europa, con victorias recientes en las pistas del CSKA, del Fenerbahce, del Maccabi (varias veces), del Efes o del Zalgiris, por poner solo algunos ejemplos, ir ahora a Turín, Bar o Fráncfort no parece una gran exigencia para este Unicaja, aspirante a todo y enemigo a batir en esta segunda competición continental.

Con el pase a la segunda fase asegurado, el siguiente objetivo debe de ser acabar lo más arriba posible en la clasificación. Parece claro que Unicaja y Unics Kazan se van a repartir las dos primeras plazas de este Grupo D. No es muy relevante el terminar en una o en otra posición, es verdad, pero está claro que llegados a este punto, ser primero sería dar un puñetazo encima de la mesa y anunciar a los demás aspirantes que el Unicaja ganó la Eurocup hace dos temporadas y quiere ganarla otra vez en 2019.

Con el primer objetivo de la temporada ya en el bolsillo, el equipo comienza desde este jueves a preparar la difícil reválida que le espera este fin de semana en la Liga Endesa. El sábado, el Unicaja visita la pista del Morabanc Andorra, una cancha en la que habrá que hacer un muy buen partido para poder ganar. Con Jaime o sin él. Habrá que esperar...