¿Qué aficionado al baloncesto en Málaga no recuerda el paso de Joe Arlauckas por el Caja de Ronda? El ala-pívot ha sido una de las grandes figuras que han pasado por el baloncesto malagueño. El americano jugó dos temporadas en el Caja de Ronda (1988 a1990), una etapa en la que dejó constancia de su tremenda calidad: 21,7 puntos de media en los 77 partidos que disputó, con 38:45 minutos en pista, 6,4 rebotes y 20,8 de valoración.

El jugador se ha confesado en una entrevista en "Jot Down", en la que repasa su carrera con todo tipo de detalles y también dedica un amplio espacio a hablar de su etapa en Málaga. El estadounidense salió de casa para jugar en Italia y desde allí vino a Málaga en el curso 1988/89 para fichar por el Caja de Ronda. Así lo recuerda Joe. "No sé cómo llegué a España. No tengo ni idea. Entrené en Milwaukee, tenía buen trato con Del Harris, pero vi que no tenía sitio y me llamó mi agente con la oferta de Málaga: «Hay playa y hace sol», me dijo. Pues ya está. Suficiente. Y al llegar es verdad, ves la playa en agosto, las ferias, y mola. Pero lo pasé fatal en Málaga por culpa de Pesquera", confiesa.

Arlauckas relata su particular calvario con el entrenador. "Pesquera me intentó echar cinco veces. Siempre por gilipolleces, como no dejarme tirar. Quería posesiones largas, si fallabas era porque siempre había un pase más. Yo, que venía con mentalidad americana, no conocía otra manera de jugar y de repente, ¿con qué me encuentro? ¿Con que tirar está mal? ¿Cómo te adaptas a eso? Encima en Sacramento tenía un adosado cojonudo y en Málaga me pusieron en un séptimo piso, sin lavadora ni secadora. «¿Pero esto qué cojones es? —pensaba— ¡Y encima habláis raro!». Y Ricky no, él era la puta estrella, llegó aquí ganando trescientos mil dólares. Tenía una casa en el campo de flipar", comenta el ala-pívot.

Joe destaca la gran cohesión del vestuario en Málaga. "Rafa Vecina y éstos, Pepe Palacios, Luis Blanco, eran gente impresionante. En el vestuario éramos un equipazo. Me enseñaron a hablar español, mal, pero me enseñaron", resalta Arlauckas, que vuelve a hacer hincapie en sus problemas de adaptación al básket en la ACB. "Mi estancia en el Caja de Ronda fue muy dura, tío. Pesquera lo controlaba todo. Pero todo. No me dejaba tomar sal, ni pimienta, ni tabasco, ni Coca-Cola. ¡Esto qué cojones es!, decía yo al principio. Estoy ganando pasta para llegar al campo y jugar, nada más. ¿Correr por campos de golf, por las montañas, como hacíamos? A mí ponme en un campo para meter canasta. Así al menos me lo explicó mi agente: «Tú metes canastas, todo lo demás me lo dejas a mí». En estos equipos gente como Jordi Grau estaba todavía creciendo, pero a un profesional que está ganando pasta no puedes tratarlo como a un niño de dieciséis. Entrenadores como él o Aíto eran muy difíciles. La gente no entiende cuánto cuesta adaptarse a jugar en Europa", destaca.

Y volvió a contar su famosa anécdota en Semana Santa, cuando salió a ver tronos con Ricky Brown y se encontró con los nazarenos, confundiéndolos con gene del Ku Klux Klan. "En cuanto al choque cultural, joder. Un día me fui a las procesiones de Semana Santa con mi mujer y Ricky Brown, que era un negrazo. Estábamos tomando unas birras y a lo lejos empezaron a llegar los tíos con los gorros estos, que son como los del Ku Klux Klan. No te puedes imaginar cómo nos quedamos. Ricky al principio estaba de espaldas. Yo miré un poco por encima de su hombro de repente y aluciné. Empecé a intentar que Ricky no se girase, pensando: «¡Hay que sacar al negro de aquí ya!». Y le dije: «Ricky, no te gires». Y ni caso, se dio la vuelta y se quedó blanco como un folio. Porque encima él era de Mississippi. Puso una carita€ de: «Pero, hostias, ¿esto qué cojones es?». Y ya llegó Manolo Rubia (delegado del Caja de Ronda entonces) a explicarnos que no, que tranquilos, que era otra historia. Pero joder, son iguales que el Ku Klux Klan. Fue muy fuerte. Nos quedamos€ madre mía", finaliza sobre su experiencia en el equipo malagueño