El Unicaja recuperó su autoestima con una victoria de caché, de esas que valen más que un mero triunfo. Tras dos derrotas consecutivas, el equipo malagueño se dio un festín de confianza, con un esfuerzo colectivo encomiable, y un triunfo de caché y de muchos quilates ante el FC Barcelona. No necesitó el Unicaja la mejor versión de Jaime Fernández. Brilló el grupo como un todo, con los exteriores dando, por fin, un paso al frente. Con mucho de Lessort. Con un Suárez inconmensurable. Con Wiltjer enchufando triples... El equipo malagueño jugó su mejor defensa para atrapar al Barça en su tela de araña y fue capaz de derrotar al poderoso equipo culé, que venía como líder y sigue en lo más alto de la clasifcación. Un triunfo que le pone a las puertas de la Copa del Rey: 78-73. Y que hace igualar en la tabla con Madrid y Baskonia, y a un solo triunfo ya del derrotado Barça. Y con dos de renta sobre el quinto, el Iberostar Tenerife.
La tensión se mascó desde el salto inicial, porque Unicaja y FC Barcelona tuvieron que disputar todo un cuarto para encontrarse cómodos en pista y tomarle el pulso a los aros. El equipo malagueño le puso la intensidad que requería un partido como el que afrontaba, ante un Barça más físico y con más rotación. Pero primaron los errores. El Unicaja lo intentó por su conducto habitual, desde la línea de tres puntos. Pero su 1/6 le lastraba. A pesar de ello, el cuadro malagueño no le perdió la cara al partido, porque su defensa era realmente buena. Singleton, primero, y Pustovyi, después, tiraron del Barça: 7-8. Cuando el Unicaja encontró la vía de tres, con «bombas» de Wiltjer y Salin, el partido cambió: 16-16.
Jugó después el Unicaja sus mejores minutos, porque encontró el equilibrio deseado entre una defensa impresionante y un ataque en el que fluían las ideas, los pases y los puntos. El Unicaja jugó una perfecta defensa de ayudas, Salin llegaba siempre oportuno para molestar al hombre alto que se había quedado libre. Y en ataque, el Unicaja encontró a Dani Díez. Con Brian Roberts muy descafeinado y la mejor versión de Jaime Fernández lejos de verse en el Carpena, el alero apareció con dos triples que sirvieron para lanzar al Unicaja y ponerlo con una distancia de 10 puntos. La máxima llegó a los 11, con Lessort creando situaciones de desequilibrio, y Dani y Salin haciendo mucho daño: 37-26.
Casimiro prefirió, a dos minutos del final, guardar la ropa, porque tanto Jaime como Wiltjer estaban jugando con dos faltas personales. El equipo no anduvo ahí ni igual de intenso ni de listo. Robert falló en denfesa y ataque. El infalible Dani erró una bandeja muy clara, tras lograr salir el Unicaja de la presión a toda pista planteada por Svetislav Pesic, que había logrado robar un balón a Salin. Quien no perdonó fue Hanga. En dos minutos, esos 11 puntos menguaron a solo tres (37-34), el marcador con el que se llegó al intermedio del encuentro.
Wiltjer afinó la muñeca en el vestuario, porque saludó el arranque del tercer cuarto con dos triples que pusieron al Unicaja con 45-36. Sucedió luego que Luis Casimiro amplió la rotación. El damnificado había sido Adam Waczynski. El coach retiró a Milosavljevic, que hizo un trabajo colosal, más allá de un puñetero airball que se le escacapó, tan doloroso como vistoso.
El encuentro (45-36) entró a partir de ahí en un mal terreno para el Unicaja. El Barça llevó el choque a su parcela. Lo hizo más físico, más pegajoso, más obtuso. Kuric siguió sumando y el Unicaja se limitó a tratar de escabullirse de ese feo chaparrón: 49-46. El Barça atacaba siempre a Roberts, siempre. Heurtel le rebasaba y en la ayuda del pívot, Pustovyi encontraba camino libre al aro verde. Por fortuna, Lessort rompió el aro blaugrana y Suárez anotó de tres: 56-50 (min.28). Waczynski anotó dos «bombas» en salida de presión, y el Unicaja se puso 62-50. Un triple de Heurtel dejó el encuentro con 62-53 al final del tercer acto.
Fueron minutos de un nivel de básket bestial. Pesic se empeñó en una defensa presionante que el Unicaja supo rebasar con facilidad. Roberts, ahora sí, fue el perfecto conductor del equipo. Y el partido entró en un intercambio de canastas apasionante entre el Unicaja y Heurtel: 70-63. El choqeu se volvió loco. Con 73-65, tras varios rebotes, Jaime tuvo un triple liberado, pero falló. Era la ocasión para rematar el partido. Pangos no perdonó, y el marcador se apretó: 73-68, a 2:34.
Cuando más quemaba el balón, Waczynski se jugó un tiro en suspensión en línea de fondo que entró. Un canastón que valía su peso en oro. Heurtel puso el 75-70 y en el camino al tiro libre, Jaime y Singleton se dejaron uno cada uno. Pero Víctor Claver llevó la tensión, al anotar el 76-73.
Con el Barça presionando a toda pista y Jaime agotando bote, antes de alcanzar la pista rival, el madrileño se sacó un pase genial a Gio Shermadini, que la hundió con rabia, y sacó falta a Oriola. El encuentro, ahora sí, estaba en el bote. Gio erró el adicional. Pero ya daba exactamente igual. El Unicaja ganó 78-73 y dio un paso al frente brutal para su autoestima y para encaminar su pase a la Copa del Rey. Sigue cuarto, pero empatado con Real Madrid y Baskonia. Y a una del líder, al que ayer derrotó en Málaga, donde el Unicaja no sabe lo que es perder.