El Unicaja cumplió con el trámite de la última jornada de la Eurocup, donde no se jugaba absolutamente nada, y venció con facilidad a un Fiat Torino (89-68) desbordado y que solo sacó las uñas en el segundo cuarto ante la pasividad verde. En un "entrenamiento oficial", con poco pero animoso público, Jaime Fernández mostró el camino para cerrar una gran primera fase, donde solo por detalles no ha podido acabar primero del Grupo D.

Los verdes mantuvieron su habitual buena tónica, su baloncesto vistoso y salvo la desconexión del segundo cuarto, supo jugar y ganar un partido raro en el que la falta de objetivos y competitividad invitaban a la relajación. Además, lo más importante del duelo es que se saldó sin lesionados, Alberto Díaz sumo minutos de vuelo para volver a su mejor tono y Casimiro escenificó que no cuenta con Okouo, al que le dio menos de dos minutos al final en el «tiempo de la basura».

Parecía que el Unicaja pronto iba a resolver el partido ante lo poco que ambos se jugaban. Salió relativamente enchufado al choque, intentó agradar con transiciones rápidas y tras un arreón de los italianos apareció Jaime Fernández, el de siempre, para levantar al Carpena con siete puntos consecutivos además de una asistencia a Salin para poner las cosas en su sitio (20-18). El finés recogió el testigo y se puso a enchufar triples como un descosido (9 puntos entre el final del primer cuarto y principio del segundo).

Pero lo poco en juego que había en la pista, que no iba a servir para mucho más que engordar estadísticas y ver si algún jugador cajista se reivindicaba, supuso la desconexión total de los verdes en el segundo cuarto. Un sonrojante parcial de 0-13 puso por delante al Fiat Torino, que no quería marcharse de la competición sin ninguna victoria en el casillero.

Fallón, sin intensidad y quizás pensando en lo del domingo contra el Baskonia, el Unicaja se dejó ir hasta el descanso. No le gustó a Casimiro la actitud de los suyos y así se lo hizo saber a los jugadores parando el partido hasta en dos ocasiones. No sirvió de mucho y los de Turín llegaron a tener una diferencia de 10 puntos. Shermadini y Dani Díez maquillaron al final y el partido se fue al intermedio con un indefinido 41-47.

Seguro que hubo charla en vestuarios. Casimiro es práctico, no se mete en jardines pero es riguroso y poco dudoso en el trabajo. De bajar los brazos y dejarse ir nada de nada. El equipo captó el mensaje y salió espoleado al parquet. Puso una marcha más, agachó el culo en defensa y al Fiat Torino se le hizo de noche. Además, Wiltjer sacó su fusil a paseo y en poco más de cinco minutos hacía patente la superioridad que existe entre uno y otro.

El parcial del tercer cuarto lo dice todo (26-10) y el poco público del Carpena volvió a disfrutar del baloncesto rápido y fluido de los suyos. Jaime volvió a sacar el tarro de las esencias para el deleite del personal. Anotó con elegancia y asistió con inteligencia ante la pasividad italiana, que se rindió a la superioridad verde. Festival de triples (89-68) y a pensar en el Baskonia.