Los 40 minutos con menos intensidad, concentración y acierto de la temporada le costaron este domingo al Unicaja su primera derrota del curso en el Martín Carpena ante un Baskonia, mermado por las bajas, pero que fue mucho mejor que los verdes de principio a fin.

La verdad es que fue una pena. Ganar significaba meterse entre los tres primeros, certificar el billete para la Copa y casi rozar con los dedos una plaza en el bombo de los cabezas de serie de cara al sorteo de ese torneo del k.o. Pero no pudo ser. Otra vez el Baskonia rompió la magia de un Carpena ultrajado de nuevo por los vitorianos. Y van ya cuatro veces seguidas.

Dio la impresión de que el Unicaja echó más en falta durante los 40 minutos a Carlos Suárez que el Baskonia a Tornike Shengelia y a Jayson Granger. Al equipo verde le faltó esa pausa que da el capitán en cada partido, esa lectura del juego siempre acertada y ese equilibrio tan necesario para ganar duelos de máxima exigencia, como era este caso.

Los vascos no contaron con su MVP de la Liga, pero suplieron su ausencia con la mejor versión de Voigtmann, que fue imparable en el arranque, y también con un paso adelante de Poirer. Ni siquiera la baja de última hora de Granger fue un problema para un equipo que se bastó con Marcelinho Huertas y Vildoza para llevar el partido por el camino que más interesaba a los baskonistas.

Al equipo verde le faltaron esta vez todas esas cosas buenas que suele mostrar en cada partido. Salió muy mal en el primer cuarto (0-12), en el segundo (2-13) y en el tercero (2-10), fue siempre a remolque por su falta de ideas en ataque y su manifiestamente mejorable actitud defensiva y también perdió la batalla del rebote de forma contundente al descanso, 11-18, aunque luego pudo equilibrar en el segundo tiempo. Con estos números, imposible competir ante un rival del caché del Baskonia.

Dentro del mal día general del equipo, mención especial para la «marea verde», que lo dio todo, aunque también acabó algo desencantada con lo visto sobre el parqué. El Carpena no se llenó porque de un tiempo a esta parte solo el Real Madrid es capaz de colgar en Málaga el cartel de «No hay billetes». Tampoco hubo tanta gente como 7 días antes contra el Barça, pero los 8.900 que fueron al Palacio hay que reconocer que se dejaron el alma en cada jugada, en cada rebote, en cada tiro y en cada defensa... mientras hubo partido. La lástima fue que faltó mucho más empuje en el parqué para haber sumado el ansiado triunfo, que al final voló hacia Vitoria.

El «bajonazo» final de esta derrota tampoco debe amargar la Nochebuena ni la Navidad al personal. El Unicaja cedió ante un rival directo de la zona noble de la Liga, es verdad, además lo hizo con cierto estrépito, pero los verdes siguen codeándose con la elite liguera y aunque el sorprendente Manresa y el Valencia Basket vienen con fuerza por detrás, no parece que sean una amenaza seria para la cuarta plaza a poco que el Unicaja mantenga su buena línea de casi cada fin de semana.

De momento toca olvidarse de todo y vivir con tranquilidad este inicio de las fiestas. La próxima cita, el sábado que viene, en la pista del Delteco GBC. Una buena oportunidad para sumar lo que ayer se escapó.