El Unicaja eligió el peor escenario, en el momento menos indicado y ante el rival más propicio, firmar un mal arranque en el Top 16 de la Eurocup, cayendo ante Valencia Basket en La Fuente de San Luis en un partido con demasiadas aristas negativas, una irregularidad tremenda y algunas grietas físicas y de actitud que convienen reparar cuanto antes para evitar males mayores.

La sólida estructura que ha ido construyendo el Unicaja de Luis Casimiro en el primer tercio de curso comienza a tener defectos y lamparones. El Unicaja, en el debut del Top 16, se ha complicado muchísimo ser campeón del Grupo G, tras perder por 11 puntos ante el Valencia Basket. Necesitaba sentir y creérselo, pero el Unicaja no estuvo a la altura y no dio la talla. Y cuando fue capaz de superar sus miedos, defender dignamente y tapiar su mayor problema de la noche (el rebote defensivo), los taronja volvieron a saltar la tapia. Lo hicieron cuando el Unicaja, tras una mala primera parte, empató en el tercer cuarto (47-47). Y tras remontar un inapelable 66-50 y situarse sólo a tres: 66-63.

Careció, por muchos momentos, de actitud e intensidad el Unicaja. Es cierto que al equipo se le ha caído su «cuatro» titular (Wiltjer fue un fantasma en Valencia) y que Alberto Díaz volvió a sufrir una lesión en los isquios de lo que nos tememos lo peor. Y que ellos tuvieron más físico y más identidad. Pero a ratos se vio a un Unicaja muy descosido. Algo que encaja con el mal momento de algunos jugadores y el cambio de rumbo en algunas situaciones.

El Unicaja ha comenzado a sufrir con lesiones. En una rotación de sólo 10 jugadores, cualquier problema físico pesa mucho. Y eso que Dani Díez no se ha escondido y está dando la cara, pero la ausencia de un «cuatro y medio» provoca que falte músculo, intimidación y rebote en el juego interior. Y eso que Lessort fue de lo poco salvable en Valencia, donde a Shermadini no le llegaron balones, aunque tampoco estuvo el georgiano activo y metido en partido.

Jaime no es el Jaime de hace un mes. Evidentemente, el problema del Unicaja no es el jugador madrileño... Todo lo contrario. Todo lo contrario. Pero su «magia» se ha transformado en cotidianidad. A Roberts se le fichó para que diera un paso al frente en estos partidos. Y el americano sólo maquilló al final. Sin Alberto, Roberts ha de demostrar por qué se le fichó como base titular del proyecto.

Y luego el Unicaja se encuentra con un grave problema en el perímetro, porque tiene un ramillete de jugadores muy parecido, y todos atraviesan un nivel ínfimo. Salvo Sasu Salin, que tira y ayuda atrás, no hay un exterior desequilibrante. Milosavljevic es de lo menos malo ahora, aunque sus problemas ofensivos son un lastre. Waczynski, de un tiempo a esta parte, quita más que da. Y con Díez jugando como «ala-pívot», ya no queda nada más...

El equipo ha pasado de disfrutar a sufrir. Y en esa labor y dirección equivocadas, que no tiene reflejo en la pista, se soluciona a base de triples. No hubo en La Fonteta un «Plan B» ni «Plan C». Sólo «Plan T: Triples». Y faltó más intensidad en defensa. Al Unicaja le robaron 20 rebotes en su aro. Algo intolerable. Y eso permitió que el Valencia Basket tuviera hasta 20 tiros más a canasta. Una barbaridad... Los locales lanzaron 45 tiros de dos y 33 de tres: 78 lanzamientos. El Unicaja sólo 32 de dos y 27 de tres: 59. La diferencia es atroz. Menos mal que sólo se perdió por 11...

La buena salida verde (0-4) sólo duró unos minutos. A partir del 9-8, el Valencia Básket campó a sus anchas para llevar el partido a su terreno y a marcar una máxima de +13 (29-16). Con más centímetros, con más físico y con más acierto en el perímetro, el Unicaja no fue capaz de competir al nivel necesario para hacer daño de verdad al equipo taronja. Will Thomas y Bojan Dubljevic hicieron mucho daño en la zona, rebotearon a su antojo en el aro malagueño y la diferencia se quedó en 45-38 al descanso.

La buena salida de Salin propició el empate (47-47). Pero desde ahí, parcial en contra de 19-3 para poner la máxima: 66-50. Eso sí, a este Unicaja nunca se le puede dar por muerto. El equipo se metió, devolviendo parcial, y se puso sólo a tres: 66-63. Jaime tuvo tres ataques para acercarse, pero fue Matt Thomas el que llevó al Valencia de nuevo 10 arriba: 74-63.

Roberts, Waczynski, Wiltjer... almas en pena que no fueron capaces de rendir. Abalde puso el 83-69 y el base americano maquilló para el 85-74 final. Un mal arranque de Top 16 que obliga a remar ahora contracorriente.