El Unicaja se ha "caído". Ha sido así, de sopetón, casi sin previo aviso. El equipo que maravilló hace sólo un mes se ha ido al traste. Ni pizca de ese juego divertido. Ni pizca de ese equipo ambicioso, atrevido, duro cuando tenía que serlo. El Unicaja se ha caído de golpe, y lo ha hecho en el peor momento posible, jugándose el acceso a la Copa del Rey y al Top 16 de la Eurocup. Y el problema es que no creo que esto se arregle con uno o dos fichajes. Es algo más profundo. Algo que no se cura de un día para otro, más allá de que Carlos Suárez aparezca rápido y el equipo se ponga las pilas. Porque el Unicaja ha pasado de divertir a dar pena. Y eso duele a cualquier aficionado verde.
La debilidad mental de este grupo ha sido alarmante a la primera que las cosas no han venido como se esperaba. Muy frágil de cabeza este Unicaja, que este domingo, Día de Reyes, cayó con estrépito y llegó a perder por 20 puntos (49-69) ante un Iberostar Tenerife que, sin hacer nada del otro mundo, ganó muy fácil, aplicando sentido común. Y poquito más, oye€ Es la segunda derrota consecutiva en el Martín Carpena, tras la del Baskonia, y el Unicaja se queda con 10 victorias y 5 derrotas, un triunfo más que Iberostar Tenerife, y se ve beneficiado por la derrota de Valencia en Badalona, que se queda con 9-6, a un triunfo cajista. O sea, que los malagueños siguen cuartos. Pero con un montón de dudas
Las dudas dominaron en el arranque al Unicaja. El ambiente frío, un rival pegajoso y los primeros errores no dejaron trabajar al equipo malagueño con fluidez, y sí con demasiada presión. En apenas tres minutos, Casimiro ya cambió a Milosavljevic, buscando el acierto de exterior de Waczynski. Lessort fue el que más arrestos tuvo, el que jugó con más frescura. Y eso le dio al Unicaja para lograr su primera ventaja: 8-5.
El Unicaja se fue al final del cuarto con 0/6 en triples, una losa pese a la que pudo irse ganando por un exiguo 12-9, en parte porque los miedos verdes se enfrentaron a un exceso de respeto aurinegro, con muchos errores, tanto cerca como lejos del aro. Waczynski abrió la lata del triple nada más estrenarse el segundo parcial, pero el segundo se le salió. Tampoco Jaime acertó con una "bomba" ni con un triple ni con una penetración. El Unicaja vivía de lo mínimo, que era realmente poco, pero le bastaba ante la paupérrima versión tinerfeña: 17-13, (min.14).
Estaba claro que cualquier contratiempo iba a pesarle toneladas al Unicaja. Y fue un parcial de 0-8 el que puso al equipo malagueño contra las cuerdas: 17-21. Era cuestión de tiempo. El Unicaja estaba realmente pálido, languideciendo, y un achuchón le dejó muy tocado. Tuvo que parar el partido Casimiro a 4:14 del descanso. Atajó el socavón desde el tiro libre, con puntos de Lessort y Roberts, y grotesco error arbitral, no dando continuación a una falta de Saiz sobre el pívot galo.
Pero la inoperancia malagueña, su inseguridad en defensa y sus pésimos porcentajes de tiro eran un lastre insuperable. La tremenda desazón que reflejaba el lenguaje gestual de los jugadores se pintó claramente en el 22-30 del descanso. La renta llegó a los 10 (máxima en contra) con una canasta de Iverson tras salir de los vestuarios.
Salin y Milosavljevic, en blanco al intermedio, vieron por fin aro, y el equipo se fue animando, tras un robo a Davin White: 28-32. Pero una mala decisión (otra más) de Milosavljevic y una mala defensa de Salin en el pick and roll permitieron a Beirán anotar 5 puntos consecutivos, y volver a poner al Unicaja en apuros: 28-37. Otro triple de Beirán puso la máxima: 28-40. Salin rompió la sequía con un tres más uno, pero el partido se había ido ya a una desventaja de 10 puntos, todo un mundo viendo la triste anotación verde.
Casimiro probó con Lessort y Shermadini juntos en la zona, pero fue Waczynski el que al fin dio síntomas de despertar. Trató de lanzar a canasta, robó una bola y el Unicaja se acercó tras tiros libres de Shermadini: 42-48, a 1:46 del final. Pero la realidad de nuevo fue frustrante para los intereses cajistas: 43-55, con un triple de White desde las islas. La máxima subió a los 16 puntos en contra (43-59) y obligó a Casimiro a pedir tiempo. Llegó a los 18 (43-61) hasta que Roberts comenzó su sesión de maquillaje, como hizo en Valencia. Sólo, eso sí, que en esta tesitura era mejor caer por 10 que por 20, por eso del average general para la Copa del Rey.
White siguió metiendo el dedo en el ojo de un Unicaja que por entonces ya estaba ciego (49-69), y el partido acabó con el Unicaja como alma en pena, cayendo por 61-78.