Uno de mis primeros recuerdos como aficionado al baloncesto, allá por la lejana década de los 80, me sitúa en el salón de casa junto a la familia, viendo por televisión algún emocionante partido de la extinta Copa de Europa. La magnífica narración de Héctor Quiroga nos permitía vivir con máxima intensidad los duelos entre el Real Madrid y la Simac de Milán o el Maccabi de Tel Aviv.

El Madrid, tiránico dominador de la liga nacional, funcionaba como una orquesta perfectamente afinada. Martín, Romay o Wayne Robinson reboteaban con solvencia, facilitando que Corbalán lanzara un magistral contraataque culminado siempre con acierto por Iturriaga o Jou Llorente. Los movimientos, precisos y vertiginosos, seguían el ritmo marcado desde el banquillo por Lolo Sainz. Lolo, icónica imagen de pelo blanco y jersey rojo patrocinado por una conocida marca de cigarrillos americanos, llevaba toda su vida ligado al club merengue.

Desde su Tetuán natal, Sainz llegó a la disciplina madridista a las órdenes de Pedro Ferrándiz, como el base director de un equipo que hizo historia en los años 60 junto a grandes mitos como Luyk o Emiliano. Antes cocinero que fraile, Lolo daba sus primeros pasos como entrenador de un grupo de chavales en el Colegio Claret, desoyendo la prohibición expresa de los dirigentes del Madrid que no querían que sus jugadores profesionales tuvieran otra actividad más allá de las canchas.

Lolo colgó las botas con un palmarés lleno de títulos y reconocimientos. De inmediato, Ferrándiz lo convirtió en su ayudante, permaneciendo juntos maestro y discípulo hasta que el entrenador alicantino se cansó de ganar títulos. Sainz iniciaba así una etapa como primer entrenador de un Madrid que seguía logrando éxitos y entorchados en todas las competiciones. En una época llena de grandes rivalidades deportivas, Lolo sufría las embestidas de sus rivales directos. El Barça de Aíto se hacía cada vez más fuerte en la pugna por conquistar la liga nacional, mientras que la Cibona de Mirko Novosel representaba la «kryptonita» perfecta en su intento por ampliar el reinado en Europa.

Sainz se enfrentaba por primera vez con trabas y adversidades en su camino a la gloria. La aventura americana de los hermanos Martín (Fernando alcanzó su sueño en la NBA y Antonio puso rumbo a la Universidad de Pepperdine) provocó un terremoto considerable en el juego interior blanco. Mientras tanto, el croata Drazen Petrovic seguía encarnando a la perfección el rol de archienemigo madridista. Lolo, en una jugada magistral, consiguió el fichaje del «Mozart» croata adelantándose al club blaugrana, a pesar de ciertos efectos colaterales (como la polémica salida de López Iturriaga o los supuestos «celos» de Fernando Martín) que dañaron la estructura del Madrid.

En 1989, año de infausto recuerdo para el madridismo por el trágico fallecimiento de Fernando Martín, Lolo cambió la pizarra por los despachos. La experiencia como gestor no le satisfizo y poco después, en el verano de 1990, regresó a las canchas al frente del ambicioso proyecto del Joventut de Badalona que guiaría a la conquista de dos ligas consecutivas y a su primera final de Liga Europea de la historia.

El fiasco de las Olimpiadas de Barcelona provocó la salida de Antonio Díaz Miguel al frente de la selección. Lolo Sainz fue el hombre que más consenso generó dentro del baloncesto español embarcándose en un nuevo reto profesional. Su etapa al frente del equipo nacional se cerró en los Juegos de Sidney, donde hizo debutar a Navarro y Raúl López, los «júnior de oro» más talentosos. Desde ese momento, Lolo se centró en el trabajo de gestión, en la Federación Española y en su club de siempre, volviendo a cosechar nuevos éxitos que siguieron engrandeciendo su palmarés.

Lolo, leyenda del Madrid y figura representativa del baloncesto español, cuya relación con Málaga va más allá de las canastas. Después de jugar un Trofeo Pollinica con el Real Madrid se hizo hermano de la Cofradía, convirtiéndose en un asiduo del trono de la Virgen del Amparo. Un señor en la cancha y un caballero fuera de ella.La peque-columna

¿Sabías que Lolo Sainz ganó 15 ligas con el Real Madrid? Siete como jugador y ocho como entrenador.

@OrientaGaona