El Unicaja hizo el más difícil todavía y le ganó no una, sino dos veces al Real Madrid. Dos veces en un mismo partido. Dos victorias en un solo encuentro. Al todopoderoso equipo blanco. Algo heroico y sin igual, pero que sucedió anoche en el Martín Carpena, con un partido roto en cien a la vez, que se alzó el Unicaja en la prórroga (103-102), con un triplazo de Jaime Fernández. Jaime fue de nuevo el capitán general del equipo malagueño: 27 puntos, 9 asistencias y 34 de valoración. Jaime, MVP de la semana en la Liga Endesa, lideró la remontada, para un Unicaja que iba perdiendo por 21 puntos (33-54).

Pero el Carpena tiene magia y el Unicaja, aunque no se lo crean, también sabe defender. El cuadro verde comenzó a tocar los puntos débiles del Madrid tras el descanso. Le apretó a Campazzo, su único base. Y Jaime lideró a los cajistas. El Unicaja llegó al último segundo con el partido ganado, pero Ayón anotó tras un despiste colosal de Dani Díez en el tiro libre, que pudo haber ganado el partido desde la personal. Dani tiró a fallar, pero entró.

Y con 1,2 segundos y dos abajo, el mexicano forzó el tiempo extra. En la prórroga, con cuatro abajo para el Unicaja, surgió el coraje del equipo y el mejor Jaime para dar ese triunfo in extremis, que hizo enloquecer al Carpena. Júbilo, felicidad y un triunfo meritorio que devuelve al Unicaja a la quinta plaza. Y que le da un chute de energía para jugar la Copa.El partido tuvo dos partes muy diferenciadas.

El Madrid dominó el encuentro hasta el descaso gracias a su eficacia y la inexistente defensa cajista. El cuadro de Pablo Laso tomó la delantera a base de triples (Carroll, Taylor y Campazzo), con un Unicaja que sufría más para anotar: 7-17, a 5:33. No hubo partido desde el arranque. El Unicaja se sintió siempre incómodo. Y nada de lo que ocurrió en el Carpena le vino bien. Tampoco el arbitraje. No necesitaba el Madrid ningún tipo de ayuda para ganar. Pero, por si las moscas, con el árbitro Benjamín Jiménez a la cabeza, quedó bastante claro desde el arranque que pitar en la zona verde iba a ser mucho más fácil que en la blanca. Así que al Unicaja no le quedó otra que resignarse. Y defender, apretar atrás y jugar sus bazas. Jaime, con un triple, puso el 19-22. Esa fue la última señal de vida que dio el cuadro malagueño. La última muestra de poderío, de poder estar ahí, de poder jugar de tú a tú al Madrid, de poder tener opciones mínimas de ganar. El Madrid siguió a lo suyo y Benjamín y sus compañeros no iban a permitir nada al Unicaja.

El Madrid se marchó 17 puntos arriba con una facilidad terrible. El Unicaja jugaba con miedo por dentro. Auténtico pavor, y eso que Tavares ya estaba en el banquillo. Pero ni con esas. Tuvo que parar el partido Casimiro, porque el 21-38 amenazaba verdadera ruina.

El Madrid estaba tan acertado que hasta un alley oop de Causeur a Ayón se fue dentro del aro. Se juntó, como dicen en mi pueblo, el hambre con las ganas de comer. Un Madrid tocado por los hados y un Unicaja sin fe en lo que hacía, que bajó los brazos en defensa. La máxima en contra llegó a los 21 puntos (33-54).

Casimiro dio señales de vida. Situó a Milosavljevic sobre Campazzo. Algo es algo. La presión del serbio fue eficaz. Los árbitros, claro está, no permitieron ni un roce. Pero se las apañó para incomodar. Sin Llull, el argentino era el único base. El Unicaja tardó 20 minutos en percatarse de un hecho tan evidente. Cuando lo hizo, Jaime levantó al Carpena: 52-63, a 5:39 del tercer cuarto. El madrileño estaba «caliente». El Carpena le echó gasolina al partido desde la grada y el equipo al fin entendió que para ganar tenía que bajar el culo y defender. Un triple de Fernández puso el 55-63. Otra bandejita del cajista rompió definitivamente la renta de los 10 abajo: 58-65.

Laso comprendió que el Madrid, ahora sí, tenía problemas. Forzó la técnica ante la presión del Carpena. Y el Unicaja resucitó con un tiro a tablero de Lessort a cinco metros: 61-65. Milosavljevic dejó la desventaja en sólo dos: 63-65. El Madrid reaccionó cuando se vio en el abismo. Dani Díez no se atrevió a tirar de tres, Rudy asumió el mando y luego regaló a Campazzo una contra para irse ocho arriba: 63-71. Paró el partido Casimiro, que volvió a dar entrada a Jaime. Pero a Rudy le volvieron a regalar tres tiros libres, para llegar con 69-76 al final del tercer parcial.

Prepelic arrancó el cuarto con un dos más uno, pero el Unicaja ahora sí respondía. Jaime anotó un triple y Shermadini, otro dos más uno: 79-81. Tuvo dos triples el Unicaja, de Milosavljevic y Jaime, para ponerse arriba, pero ambos fallaron. Fue el serbio el que obró, por fin, la remontada. Una asistencia bajo las piernas a Shermadini y un alley oop en el que se colgó del aro firmaron el 89-88, a 2:47. Fue el momento del serbio, porque respondió a un triple de Rudy con otro triplazo: 92-91.

Dragan se fue con cinco faltas y lo que pasó después es difícil de asimilar. El Unicaja tenía ganado el partido. Shermadini había puesto el 94-92 y Causeur falló de tres. Dani se hizo con el rebote y le hicieron falta. Faltaban sólo 1,2 segundos. Se trataba de ir a la personal, fallar el segundo y finiquitar el partido. Pero Díez se hizo un lío. Falló el primero y anotó el segundo. Le dio al Madrid una vida extra, cuando ya estaba enterrado y pensando en pillar el avión de vuelta. Con ese segundo y pico, Laso le hizo una jugada a Ayón, que anotó para forzar la prórroga.

El tiempo extra estuvo lleno de errores, auque el Unicaja llegó al último minuto con solo tres puntos anotados, tras un error de Lessort bajo aro y dos pérdidas de Jaime. Pero es que el Madrid tampoco veía aro. Así, contra todo pronóstico, tras ir abajo 98-102, el Unicaja se encontró con una última bola a 3,8 segundos del final, con 100-102, después de que Campazzo errara su triple. ¿Y qué pasó? Wiltjer no logró salir del bloqueo y el balón le llegó a Jaime.

El madrileño, que había perdido dos balones en la prórroga, se levantó desde siete metros y la metió. El Carpena entró en estado máximo de locura. Como en los viejos tiempos. Como cuando en Málaga no era capaz de ganar nadie. El Unicaja ganó. A lo grande. Lo hizo dos veces en un mismo partido, al Real Madrid. Al campeón de todo lo ganable. Por 103-102. Fue como un milagro. Un subidón que deber alumbrar el camino ahora, a las puertas de la Copa del Rey de Madrid y del play off de cuartos de la Eurocup con el Alba de Berlín.

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