El baloncesto, cuando se juega sin competir, pierde su magnetismo, decae en interés, se queda sin argumentos y resulta soso y aburrido de ver. El Unicaja, sin nada que jugarse en la pista del Estrella Roja, decayó en su empuje en la desierta Sala Pionir cuando había disputado 15 minutos (41-39). Pensó que ya había sido suficiente. Tras el subidón del triunfo ante el Real Madrid, tras un viaje de 10 horas a Belgrado y sin ningún tipo de trascendencia clasificatoria, el equipo agradeció el favor que le hizo el Limoges hace una semana ganando en su pista al cuadro serbio y pasó página. Y, claro, si un equipo que es poco dado a mantener la intensidad defensiva y reboteadora juega sin tensión, sin esfuerzo y sin energía, el resultado es dramático. El Estrella Roja se fue 19 puntos arriba (64-45) y llegó a los 105 puntos para derrotar al Unicaja y poner el punto final a este Top 16.

En una semana, el Obradoiro le ha hecho 89 puntos al Unicaja, luego el Barça le cascó 94, el Madrid subió a los 102 y este martes por la tarde el Estrella Roja llegó a los 105. Sin defensa no hay nada que hacer en el baloncesto moderno. El Unicaja lo sabe. Su entrenador lo sabe. La plantilla lo sabe. Hasta Chicui y las limpiadoras del Carpena lo saben. Pero el Unicaja se pasa toda esa certidumbre por el forro. Y, claro, pasa lo que pasa.

No hay que dramatizar en absoluto, porque la derrota, desde que se ganó al Madrid, parecía más próxima que el triunfo. El Unicaja acaba el Top 16 con un balance de tres triunfos y tres derrotas, y se medirá al Alba Berlín, como ya sabíamos desde hace un mes. Luis Casimiro no aprovechó el trámite de Belgrado para probar defensas nuevas ni emplear sistemas diferentes. Tampoco le dio bola a Viny Okouo. Va a piñón fijo el manchego. Con un Unicaja tirando más de tres (34) que de dos (28), encajando 105 puntos y cogiendo sólo 19 rebotes. Que es lo mismo que decir que no elaboró el juego, que defendió con la mirada y que nadie se pegó con el rival por capturar un rebote.

Hacía tiempo que Kyle Wiltjer no tenía minutos inspirados en momentos importante de partido. Su salida a la desangelada Sala Pionir fue de fantasía. Aunque se ganó un tapón en un contragolpe, el americano dejó su sello con ocho puntos, con dos triples. El Unicaja estaba activo, rápido y muy metido en faena. Salvo por la "tranquilidad" de Roberts en la defensa a Ragland, el Unicaja salió muy enchufado. Incluido, cómo no, Lessort, ex del Estrella Roja, que sacó la segunda del gigante Ojo y se ganó un dos más uno: 10-14 (min.4). El problema es que si Ragland encontró facilidades con Roberts, con Boatright se encontró regalos y una autopista. Su pésima defensa hizo que Ragland metiera al Estrella Roja en el partido: 18-19. El movimiento de banquillos hizo que los dos ataques buscaran la facilidad del lanzamiento exterior. El intercambio de "bombas", con triples de Wiltjer (otro más), Dobric, Davidovac y Waczynski dejaron el primer cuarto con igualdad: 26-27.

La falta de tensión se terminó por adueñar del partido. Casimiro puso todo lo que tenía en pista, dejando a un lado, sorprendentemente, a Viny Okouo. El Estrella Roja siguió afinado, con Nenadic muy inspirado. Con 41-36, a los 15 minutos, salió por primera vez Jaime Fernández, que se había levantado con algo de gastroenteritis. Y en 15 segundos ya anotó de tres: 41-39. Luego se apuntó una bandeja marca de la casa (45-41), pero los serbios anotaban con una facilidad pasmosa. Y, a partir de ahí, el partido se rompió en dos. El Estrella Roja jugó a la carrera, anotando muy fácil y queriendo ganar el partido. El Unicaja se escapó ya la rutina y entró en un estado de profunda somnolencia. Ni ganas de defender ni ganas de rebotear (ni uno solo en ataque al descanso) ni ganas de hacer otra cosa que pillar el avión de vuelta. Ni la salida de Viny, con una falta y dos más uno a Davidovac, insufló algo de tensión al Unicaja. La desventaja creció y creció hasta el intermedio: 57-41.

Cambió poco el escenario tras el paso por los vestuarios. Incluso empeoró, tras un triple de Baron que puso los 19 arriba para los serbios: 64-45. Eso fue como una especie de toque de atención para el Unicaja, que trató de aplicarse más en defensa y buscó más a Gio Shermadini por dentro, con Wiltjer anotando con facilidad. Un triple de Waczynski dejó la desventaja en 10 puntos: 70-60. Pero, ante las dificultades, Tomic siempre respondía igual: comodín de Perperoglou, El veterano alero griego puso la cosas en su sitio: 81-65. El Unicaja demostró más hambre y ambición en el último acto. La intimidación de Lessort, con un tapón y un robo, y la habilidad de Jaime pusieron el 81-72 rápidamente.

De nuevo Perperoglu salió al rescate, con los puntos d eDavidovac, pero con un robo de Dani Díez el Unicaja entró en partido: 84-77. Tomic quería ganar. Dio entrada a Ragland y después a Baron. Milosavljevic tomó malas decisiones y el Estrella Roja retomó los 10 de ventaja: 94-83 a 3:26 del final. Y el Unicaja, llegado a ese punto, volvió a dejar de competir, como en el segundo cuarto. Al final, 105-89 para los serbios.

El Unicaja finaliza el Top 16 de la Eurocup con un balance de tres victorias y tres derrotas, y se medirá en los cuartos de final ante el Alba Berlín alemán, con desventaja de pista.

Las estadísticas del partido, aquí.