El UnicajaLa pasión de la Copa y el amor al Unicaja lo pueden todo. Y cuatro malagueños dan fe de ello. Los cuatro se han cruzado media Europa, han roto sus huchas y van a pasar noches en aeropuertos y autobuses para ver a su equipo competir en esta Copa. Han sido largos viajes pero los cuatro llegaron este jueves y acudieron al WiZink Center por la tarde para presenciar los cuartos ante el Iberostar Tenerife. Las sonrisas de sus caras reflejaban que todo el esfuerzo había valido la pena. La Copa es la Copa y el Unicaja es el Unicaja.

Con sus camisetas verdes, como los otros 500 aficionados del conjunto cajista que se han desplazado hasta Madrid, tienen una historia detrás curiosa y muy llamativa. Los cuatro viven lejos de Málaga. Un Erasmus, la falta de oportunidades en la Costa del Sol y sus espíritus aventureros les han llevado a vivir en diversos puntos de Europa, y hace ya meses que confiaron en el equipo, sacaron los billetes y se han hecho un montón de kilómetros para apoyarlo.

Arturo es el más joven de los cuatro, estudia Farmacia y este año se ha ido de Erasmus a Potenza, una ciudad del centro-sur de Italia, una de las más altas del país (900 metros), mal comunicada con cualquier sitio. Por eso, Arturo ha tenido que coger dos autobuses, el segundo hasta Bari, en cuyo aeropuerto durmió la noche del miércoles. Casi 22 horas de viaje para aterrizar este jueves en Madrid, apenas unas horas antes de que arrancase el choque de cuartos de final. «Venimos desde hace ya unos años este mismo grupo. Hemos estado en Vitoria, Barcelona o Madrid. La de Las Palmas se nos salía de precio e hicimos una Copa «alternativa», en otra ciudad, y allí vimos por la tele los partidos», dice este abonado cajista desde los ocho años de vida, cuyo amor a los colores verdes surgió de su tío Antonio, que le llevaba «desde pequeño al Carpena».

¿Y qué cuesta un viaje de este tipo para un estudiante de Erasmus? «Pues unos 150 euros de vuelos, otros 120 de abono y 100 de estancia, porque la sacamos con mucho tiempo y salió barato. Más lo que gastemos aquí, claro», dice.

Pablo Trigo viene de Polegate (Inglaterra). Él ya ha comenzado a trabajar allí y desde su ciudad se trasladó a Londres, donde cogió el avión desde Gatwick hasta Madrid. Jorge ha tenido que dar más vueltas para llegar a la Copa. Él reside en la ciudad alemana de Bamberg y tuvo que desplazare por carretera a Múnich y, desde allí, coger un avión al Aeropuerto Adolfo Suárez. Y Javi está afincado desde hace tiempo en Dublín e incluso tiene un hijo ya irlandés. Él tomó un vuelo directo hasta Madrid.

Los cuatro se han cruzado Europa por su equipo. No son los únicos malagueños que han hecho la maleta. Algo más de 500 aficionados del Unicaja asisten en Madrid al torneo por excelencia del básket español. Estos 4 tienen una curiosa historia detrás.