El Unicaja se vuelve ya a Málaga. Sin tiempo de colgar en el armario las cinco mudas con las que viajó el miércoles a la Copa del Rey, el equipo se coge el primer AVE de este viernes para regresar a casa. Calcetines, polos, camisetas, calzoncillos, zapatillas€ todo seguirá en la maleta. Porque en un solo día, el Iberostar Tenerife, que llegaba a Madrid con una única victoria copera en toda su historia, sacó de sus casillas al equipo verde: 88-78.

Mejor posicionado y sabiendo a pies juntillas su plan de partido, con más ideas, con mejor ritmo, colapsando por dentro al Unicaja, dejando tirar y tirar y tirar de tres al equipo malagueño, el cuadro tinerfeño dio una lección de básket completa al Unicaja, como aquella cruel mañana del 6 de enero de Reyes Magos. Este jueves maldito de Copa de Madrid 2019 ya es historia macabra y negra para nuestro club. Es un golpe duro, doloroso. Fastidia perder en cuartos de final. Y más así. De esta forma, con 500 malagueños en la grada que ni pudieron saborear el partido. Maldita Copa del Rey 2019.

El Unicaja fue peor en todo. Colapsado en la pintura, se limitó a lanzar de tres una y otra vez (34 intentos y sólo 12 aciertos), mientras que huyó de la zona (26 tiros en total). Sin rebote (23-35 para los insulares), sin pasar dentro la bola (10 contra 18 asistencias)€ el partido fue un baño en toda regla. Del Iberostar al Unicaja. De Vidorreta a Casimiro. De San Miguel y Bassas a los bases verdes. De Iverson y Abromaitis a los pívots. De todo bicho viviente este jueves maldito en el Wizink Center (69-103 en valoración).

Y eso que la gran salida a pista de Dragan Milosavljevic, con cinco puntos seguidos, hacía presagiar unos cuartos de final divertidos. Y lo fueron sólo en los primeros compases. La segunda falta de Roberts en menos de dos minutos fue un lastre, a pesar de que Jaime Fernández salió también en modo jugón: 4-7 arriba. Pero a partir de ahí, el equipo malagueño comenzó a verse lastrado por sus dos grandes taras de esta temporada: mala actitud defensiva y nula capacidad de rebote, en los dos aros. Abromatis se puso las botas ante Wiltjer, con seis puntos seguidos, y el Iberostar se iba 10-9.

Con una circulación deficiente, sin buscar a los pívots ni tratando de penetrar y dividir, el Ibersotar se sintió muy cómodo. Su primera falta, para Iverson, llegó tras casi cinco minutos. Txus Vidorreta supo mover mejor sus fichas y comandó siempre la partida. San Miguel forzaba ante Roberts, cargado de faltas. Casimiro tuvo que mover el banquillo, porque el rival se iba: 28-20. Era la máxima.

Boatright y Lessort entraron a pista. El pequeño base americano fue el que se echó el equipo a la espalda (31-26). El Unicaja lo fió todo al triple. Siguió sin buscar dentro a sus interiores. Siguió sin forzar penetraciones. Siguió siendo muy básico, con pases lentos, previsibles y por fuera.

Tan mal vio la cosa Casimiro, que a 4:24 dio entrada a Carlos Suárez,, con 37-29, después de que Iverson siguiera haciendo daño en la pintura. La lectura de Vidorreta era implacable. Primera defensa de Suárez, dos meses inactivo, y cortes para que Abromaitis le metiera un triple: 40-30.

El Unicaja sólo tiraba y anotaba de tres, con "bombas" de Salin y Waczynski. Nada por dentro, nada de crear desequilibrios, nada de lo que el Unicaja ha sido capaz de correr. Siendo previsible, sin rebote ni poder correr, el equipo se fue 8 abajo al descanso: 44-36. Sin anotar una sola canasta de dos puntos en todo el segundo cuarto.

Un triple de Wiltjer hizo presagiar más de lo mismo, y así fue, hasta que el propio Wiltjer, más de un cuarto y medio después de la última canasta de dos puntos, anotó tras un rebote ofensivo. Después Lessort se "pegó" dentro de la zona, y ahora fue el Iberostar el que sólo lanzaba de tres. El Unicaja estaba a un suspiro (51-46), pero no acababa de encontrar el camino de la remontada.

Para colmo, Roberts cometió antideportiva (su tercera falta), en plena reacción malagueña. En su mejor versión, Milosavljevic, con 55-47 y otra vez en peligro, se sacó de la manga un dos más uno: 55-49, a 3:18. Pero lo que vino a partir de ahí fue terrorífico, como una película de miedo. El caos se apoderó de los malagueños. No entraron los tiros, hubo pérdidas, un error arbitral, un tiempo de Casimiro inservible, un triple de Beirán y 15 puntos abajo: 66-51 a 57 segundos del final. Descorazonador.

Trató, sin embargo, de agarrarse al partido el Unicaja, con dos tiros libres de Suárez y un triple de Salin: 66-56. Pero la suerte estaba echada. San Miguel dominaba a sus anchas (72-61) y Brussino, de nuevo saliendo para tirar con un pequeño puso el 77-63 a 5:54.

El Iberostar era el dueño y señor del partido. La máxima llegó al 79-63 tras rebote ofensivo tinerfeño, mucho mejor en todos los aspectos básicos de juego, y jugando mucho mejor al baloncesto. El Unicaja maquilló en el último minuto, con canasta de Milosavjevic, otra de Wiltjer y antideportiva a Jaime Fernández (85-76, a 48 segundos). Pero no dio la talla y fue un dibujo de lo esperado para caer por 88-78 ante los 500 aficionados malagueños que acudieron a la Copa de Madrid.

Las estadísticas del partido, aquí.