Todas las batallas tienen ganadores y vencidos. Incluso en cada uno de los bandos, luego se erigen líderes que han hecho que el partido tuviera un color u otro. Y miembros del equipo que, llegado el momento de la verdad, se diluyen, desaparecen, no dan la cara. Esta prematura eliminación de la Eurocup ha dejado en el Unicaja. Y, a pesar de que el fracaso de caer en cuartos ante el Alba de Berlín es evidente, algún que otro jugador sale reforzado y otros han tocado fondo en el Mercedes Benz.

El Unicaja demostró el pasado miércoles en Berlín que fue capaz de sacar ese carácter del que ha adolecido durante buena parte de la temporada. El equipo compitió en una pista complicada y tuvo el triunfo a tiro. Con 13 arriba a 12 minutos del final y después con un +8 que permitió al equipo entrar en los siete últimos minutos con todo a favor. A partir de ahí llegó la hecatombre, porque el Alba de Aíto García Reneses se refugió en una zona 2-3 y al Unicaja se le hizo de noche. Dos míseros puntos en todo ese tramo final anotó el equipo verde. Dos en siete minutos. El ataque fue una rémora y la derrota llegó por mera consecuencias de los malos actos.

El fracaso es monumental. Desde que el Unicaja perdió su «Licencia A» de Euroliga no se sentía la sensación de haber caído tan bajo. Hace un lustro, el Unicaja miraba al Alba por encima del hombro. En apenas cinco años, el Alba ha echado de la Eurocup al equipo malagueño para entrar en semifinales, donde también está el Morabanc Andorra. El Unicaja pierde su estatus a pasos agigantados en un panorama desolador que requiere de responsables, porque da la sensación de que acaban las temporadas, se hace borrón y cuenta nueva y a planficar el siguente curso, a la espera de que otro año más, la Fundación Unicaja y Unicaja Banco asignen presupuesto para seguir funcionando. Y así, en bucle.

La plantilla, con un presupuesto algo más bajo que el de hace dos temporadas, cuando se disputó y se ganó la Eurocup, es claramente inferior. Ausencia de jugadores resolutivos, exteriores repetidos, pívots con poco físico, un Viny que no juega... y falta total de cintura para, en caso necesario, realizar cambios y tomar decisiones drásticas.

Un jugador jugó a «esconderse» durante buena parte del tiempo que estuvo en pista en Berlín. Y, el problema, es que es reincidente. La vía de agua que produjo Kyle Wiltjer fue de las que son imposibles de asimilar. Jugó, como siempre, blando en defensa. Cuando entró a dos minutos del final del tercer cuarto con 13 arriba, se comió una puerta atrás, fue mal a la ayuda y propició un triple en contra... Un desastre. Pero lo peor es que tuvo miedo a tirar. Su habitual facilidad para desenfundar y lanzar a canasta se paralizó en Berlín. Amagó una y otra vez y fue un fiasco tremendo. 4 puntos y 2 asistencias, con 0/2 en triples en 15:08 minutos. Y la sensación en la pista que de esos 15 le sobraron 10. Con él en el parqué, el equipo perdió tuvo un +/- de 12 puntos. El peor registro de todos los verdes.

El problema con Kyle es que es reincidente. En la Copa del Rey también estuvo desaparecido en combate. Ya se habló largo y tendido, tras el ko copero, de su indolencia. Tampoco ayuda demasiado su extensa vida social fuera de las pistas. Las redes sociales narran su día a día, a unos meses vista de su boda, en los que Wiltjer parece más preocupado por pasear por la playa, dar vueltas en yates, hacer reportajes gráficos o descorchar botellas de vino con viajes incluidos a París. Una preluna de miel aquí. Pero en Málaga.

En Tenerife también se echó de menos a Brian Roberts. Y algo similar sucedió en Berlín. El base estuvo muy desacertado, con 1/7 en triples, algunos lanzados a la desesperada en finales de posesión. Dio cuatro asistencia y defendió mejor, aunque Saibou le hizo daño. No se puede responsabilizar a él del desastre de Berlín, pero sí es cierto que 5 puntos son poco botín para sus 27:27 minutos en pista. Con él, eso sí, el equipo tuvo un +/- de +1.

Los buenísimos números de Ryan Boatright esconden, eso sí, los increíbles desajustes que provoca en defensa. La racha final del tercer cuarto del Alba estuvo provocada, en parte, por sus tremendas carencias en la lectura defensiva, y su escaso interés por ayudar atrás. Lo que no es óbice para contar que en la otra parte de la pista fue de los pocos que supo hacer buenas lecturas en pick and roll, y que en sólo 12:33 minutos se apuntó 8 puntos y 5 asistencias. ¿Compensa sus buenos minutos en ataque sus tremendos desbarajustes en defensa? Desde luego que no. Con él en pista, -5 del Unicaja.

Por fuera, Dragan Milosavljevic regresó a su papel de su primera temporada y pico en Málaga. Era un partido clave, de los que retratan a cada jugador, y el serbio se fue del Mercedes Arena sin anotar una triste canasta. Ni de dos ni de tres ni desde la personal. «Gagi» fue fiel reflejo de la impotencia que vivió el equipo en varios tramos. Con un par de contragolpes, además, en los que hizo la guerra por su cuenta con funestos resultados. En 22:51 minutos, 0/1 en tiros de dos y 0/4 en triples para -4 de valoración.

El Unicaja volvió a tirar más de tres puntos (32) que de dos (29), con un contraste de porcentajes escandaloso. Desde cerca del aro se fue al 72% de acierto mientras que desde la línea de 6,75 metros se apuntó un pobre 32%. Perdió de forma apabullante la batalla por el rebote (26-39) y se dejó capturar en su aro la escandalosa cifra de ¡¡¡18 rechaces!!! Imposible poder competir así fuera de tu pista.

La muñeca de Sasu Salin funcionó de forma primorosa (5 de 8 en triples) con 17 puntos. Lessort mantuvo por dentro al equipo (18 puntos), siendo las grandes referencias en anotación del Unicaja. Dani Díez estuvo correcto. Con más ganas y fe que acierto, eso sí. Dani se fue con 0/4 en triples, pero 6 puntos y 4 rebotes. Carlos Suárez fue de lo mejor. El «capi» ayudó con 9 puntos y 7 rebotes siendo el más valorado con 21 (sólo Lessort firmó más con 28). Carlos robó 4 bolas aunque quedará el mal sabor de boca de ese pase final a Lessort que se fue al limbo. Casimiro no confió para este duelo en Waczynski, que en sus 6:40 minutos valoró con -3. Y Shermadini tuvo dos tiempos. Horrible en el primero y pasable en el segundo, pero sin ser determinante, con 8 puntos y 3 rebotes, pero un -8 en pista.

¿Y el banquillo? La zona 2-3 de Aíto no encontró respuesta en la pizarra de Casimiro. El técnico regaló minutos a Wiltjer y quizá debió darle bola a Waczynski en esa zona para probar de tres. Es cierto que las lesiones de Alberto y Jaime han sido un enorme hándicap y que, en ocasiones, miraba al banquillo y no encontraba respuestas ni jugadores que pudiesen ofrecer cosas diferentes. Pero el fracaso es de todos, con los responsables técnicos en primer lugar, y el presidente, Eduardo García, y el director deportivo, Carlos Jiménez (ambos viajaron con el equipo a Berlín), a la cabeza.

No hay tiempo para lamentaciones, al menos hasta la próxima semana. La competición no para y el Unicaja ya debe centrarse únicamente Liga Endesa. El Unicaja se enfrenta este mismo sábado en Las Palmas al Gran Canaria, que acaba de repescar a Pedro Martínez para su banquillo.