Vaya puñalada. No es la primera en poco tiempo, pero ésta ha sido trapera, joder. La vida es así de traicionera. Cuando menos te los esperas te pega un meneo que te descoloca. Y lo hace donde más duele, cuando todavía no te has recuperado de la puñalada anterior. Te prometo que cuando hablamos por teléfono no sabía qué decirte. Tampoco sé si hay algo que pueda decir y que pueda ayudarte.

Seguramente no. Es un trago muy amargo llamarte para esto, te lo aseguro. El corazón forma un nudo en la garganta que no deja emitir sonido alguno, no puedes hablar. Por eso te escribo, porque quizás es más fácil. El nudo lo sigo teniendo pero no me afecta para expresar lo que no podía por teléfono.

Nada es tan duro como lo que tú estás pasando. Lo único que debes tener claro es que, si se me forma ese nudo en la garganta es porque te quiero; y si te llamo es porque es la única manera que tengo de demostrarte que te quiero. Tú ya lo sabes, no hace falta que te lo diga. Pero sí te digo que mucha gente me ha llamado preguntando preocupados por ti, muestra de que no solo yo te quiero. Detrás de ti tienes muchos amigos que están contigo porque esta puñalada trapera la vida también nos la dio a todos los que te queremos.

Es un golpe para el baloncesto malagueño, al que tú perteneces desde que eras aquel minibasket enorme que su entrenador le hacía subir el balón en El Palo aunque fuera el más alto del equipo. Sigues siendo parte importante de nuestro baloncesto, pero ahora en el banquillo. Tú no eres consciente, pero te digo que eres uno de los mejores entrenadores de formación que hay en Málaga y el que quiera ser un buen entrenador debería tenerte como referente de cómo formar a un grupo de niñas a través del baloncesto. Quizás, no soy objetivo porque te quiero, pero es lo que siento. Si no lo sintiera así no te habría llamado para que compartieras con nosotros este difícil camino que nos tiene atrapados y disfrutando a todos allí en Marbella. Toda la familia de CB Marbella, como la del colegio Asunción, te tienen en el corazón en estos momentos difíciles, y tus chicos van a intentar que te sientas orgulloso de ellos jugando bien a baloncesto que sabemos que es lo que más te va alegrar. No conozco a tus chicas pero sé que ellas van a intentar lo mismo seguro.

Ahora te toca jugar un partido muy complicado. Te prometo que no estoy preocupado por ti. Sé que pronto asimilarás este palo y seguirás adelante. Pienso en tu madre, porque para ella esto es muy duro. Ella va a necesitar de todo tu apoyo, de todo vuestro apoyo. La responsabilidad es enorme porque ella no se puede hundir. Pero estoy tranquilo porque sé que esto lo vas hacer muy bien, que vas a estar pendiente de ella y que la vas a ayudar a superarlo, aunque el trabajo sea doble porque tú también deberás avanzar.

Seguro que piensas que la vida es una mierda y tienes derecho a sentirte así. Todos en algún momento nos hemos sentido igual por algo que nos ha pasado, quizás hasta menos desagradable de lo que os acaba de pasar a vosotros. Pero si algo he aprendido, si algo me atrevo a decirte ahora que estás jodido es que eso no es verdad. La vida tiene instantes muy perros que te marcan pero también tiene otros muy bonitos. Y aquí estamos para intentar exprimir esos momentos bonitos y vivirlos a tope. Muchos de esos momentos te los ha dado el baloncesto. Incluso alguno de ellos los hemos compartido tú y yo cuando éramos más jóvenes.

Estoy convencido de que la vida, igual que ahora te tiene hecho polvo, te regalará más instantes preciosos. Debes estar preparado para vivirlos con avaricia, sin desperdiciar ni un segundo. Yo deseo volver a compartir alguno de esos instantes bellos que te quedan por vivir, en el baloncesto o fuera del baloncesto, que podamos darnos un abrazo lleno de alegría, que lloremos de felicidad, que gritemos, que saltemos... No puedo saber si será pronto o tarde, pero seguro que va a llegar, ya verás. Los que te queremos estaremos ahí cuando lleguen para vivir contigo esa felicidad como estamos ahora para compartir tu amargura y hacerla menos dura aunque sea tan difícil.

Un beso muy grande, Javi, para ti y toda la familia Pérez de los Reyes.