La actualidad del Unicaja vuelve a estar mediatizada por las lesiones. Otra vez un problema físico y muscular en el equipo, y esta vez de nuevo con Carlos Suárez, que sufrió un parón de dos meses por una lesión en el gemelo y que tuvo que parar hace una semana por una microrrotura en el bíceps femoral de la pierna derecha. El capitán verde se recuperó y jugó en Lugo ante el Breogán, donde volvió a lesionarse, esta vez al sufrir una lesión en el isquiotibial de la pierna derecha que le tendrá de baja de dos a tres semanas.

Luis Casimiro Palomo, entrenador del Unicaja, habló este martes en la previa del encuentro ante el Valencia Basket y se le cuestionó por los problemas físico del jugador y cómo fue su recuperación y las decisiones que se tomaron para jugar, cuando ya en el descanso había pedido el cambio con ostensibles gestos. "Carlos lleva entrenando desde el jueves. Hizo la readaptación donde hace trabajo más intenso que con el preparador físico que en el partido, con esprints y saltos. Desde el jueves trabaja con normalidad, también el viernes y el sábado. Entrenamientos de carga, sobre todo el viernes. El sábado también.. Está preparado, sin ninguna molestia, para volver a jugar y durante el partido se siente mal. No está con gestos raros, está haciendo un partidazo, anotando con facilidad. Y en un momento determinado se nota que le molesta y pide el cambio así como lo pidió él, alterado, pero nada más. El trabajo previo de la semana estuvo bien, si no está al 100 por 100 no lo metemos".

Suárez, tras volver de anotar una canasta, se dirigió al banquillo pidiendo el cambio a grito pelado. Saliendo de una nueva lesión, tras una semana prácticamente parado por la microrrotura, Suárez aguantó en la pista más de diez minutos consecutivos desde mediados del primer cuarto hasta mediados del segundo, hasta que quedaban 3:05 para llegar al descanso. Suárez se marchó con ostensibles gestos de dolor y muy mal lenguaje gestual. Parecía que no iba a volver más a pista, porque no transmitía nada bueno, y sin embargo entró en el cinco inicial de Luis Casimiro, donde tuvo tiempo de anotar dos puntos más, casi arrastrándose y cojeando de forma evidente. Tras 2:58 minutos de agonía sobre la pista del Breogán, Suárez tuvo que retirarse, ya de forma definitiva.

En el descanso, explicó Casimiro, al jugador se le hizo un vendaje y se le examinó, tomándose la decisión de que jugara. "Se le hace un estudio en el momento sobre su dolencia, que se está quejando en el primer tiempo. Pero él se queja, baja a defender, vuelve a atacar y hace el gesto de pedir el cambio ostensiblemente. Y se le hace un estudio durante el descanso y entre todos se decide que puede probar otra vez. Evidentemente, cuando todos vimos que él intenta otra vez volver, porque en el descanso se le había puesto un vendaje, se toma la decisión de entrar en el cinco inicial, para que estuviera más caliente para seguir porque fuera sólo una molestia. Cuando se ve que le sigue molestando se le quita del campo a los dos o tres minutos y ya no vuelve a intervenir porque seguía con la molestia", explicó el coach verde.

Y continuó el técnico manchego: "Tenía un ayudante que decía: "Visto lo tal"... pero no lo voy a decir, es muy ordinario. Ha pasado sí... Entrena el jueves, no tiene molestias. Entrena el viernes, repito: un entreno de bastante carga y ritmo, no tiene molestias. Entrena el sábado, no tiene molestias. Él se encuentra bien. ¿Por qué se va a parar un partido más? Claro si lo llegamos a saber... Si nos hubiesen iluminado, diciendo: oye, que se rompe. Pues lo hubiésemos parado. Pero hace el proceso de readaptación y entrena con buenas sensaciones, entrena bien, no tiene ninguna molestia y juega un partido en Lugo tan importante o más como es el siguiente", finalizó.