El Unicaja anda desde hace ya un mes y medio metido de lleno en la planificación de la próxima temporada 2019/20. Y eso también incluye a los jugadores con contrato en vigor, más allá de la lista de bajas y altas, que será generosa durante este verano y que de nuevo se prevé movido. El club trata de modificar dos contratos con jugadores nacionales y muy importantes, aunque con matices totalmente contrapuestos. Como ya se informó, hay conversaciones abiertas (sin acuerdo aún) con Jaime Fernández para mejorar su ficha en los dos años que aún le restan de compromiso, subir su cláusula de rescisión de 750.000 euros e incluso no se descarta alguna opción para firmar otro año más.

El Unicaja también negocia con Carlos Suárez, aunque en su caso se trata de unas conversaciones con un matiz muy diferente. Según ha podido saber La Opinión, el club y el jugador ya han mantenido varias reuniones para renegociar a la baja su actual contrato, que tiene dos años más garantizados, pero con cláusulas en cada uno de los veranos para romperlos unilateralmente por parte del Unicaja, pagando unas cifras que ya están estipuladas.

El equipo cajista quiere contar con su capitán, pero desea rebajar su ficha e incluso eliminar el cuarto año de compromiso. Se plantean y barajan varios escenarios diferentes, ninguno concreto, y se exploran diversas opciones. El tema es, eso sí, bastante peliagudo, ya que se trata de uno de los jugadores favoritos de la afición malagueña, con el que la «marea verde» se siente más identificado. El capitán acaba de convertirse en el tercer jugador con más partidos en la historia de la entidad, con 343 encuentros a sus espaldas defendiendo el escudo cajista. Sólo le superan dos mitos vivientes del Unicaja como son Carlos Cabezas (505) y Berni Rodríguez (683).

El Unicaja cuenta con Suárez para la próxima temporada, pero le ha hecho saber que la intención de la entidad es rebajar su ficha para la campaña 2019/20 y que para la siguiente quiere rebajar la cláusula de salida o incluso eliminar ese cuarto año de contrato que las dos partes firmaron hace dos veranos.

La situación está, a día de hoy, muy tensa. El club puede incluso plantearse la opción de romper el contrato ahora, aunque la idea parece descabellada, por la importancia del jugador y su impacto en equipo, vestuario y grada. Lo cierto es que las dos partes se han lanzado, según se explicó a este periódico, ofertas y contraofertas durante los últimos meses. No existe ningún acuerdo, ya que el Unicaja quiere rebajar la ficha e incluso uno de los dos años. Y el jugador le ha comunicado a la entidad que está dispuesto a aceptar una rebaja de esos emolumentos siempre y cuando se le respeten los dos años que están firmados.

El asunto es que en este próximo verano la cláusula para romper el compromiso es baja y para el último año de contrato sube bastante, aunque se trata de cantidades que no están sujetas a las mismas condiciones fiscales e impositivas, y son mucho más ventajosas para ambas partes.

Los últimos contactos acabaron mal y las partes se han dado una tregua, al menos hasta el final de temporada. Cuando el equipo ponga su punto final a la Liga Endesa, ojalá más tarde que pronto, habrá nuevas reuniones. Entre otras cosas, porque la cláusula para romper el contrato tiene fecha de caducidad, y el club quiere llegar al 30 de junio con estos deberes hechos, al igual que con Jaime Fernández, con quien sigue sin haber acuerdo. Su caso también preocupa, porque existe la sospecha de que algún club pueda venir en un mes y deposite los 750.000 euros de su buyout.