Se acabó la Fase Regular de la Liga Endesa. Por fin. Desde que hace un par de semanas el Unicaja certificó la quinta plaza en la clasificación, sin opción de ser cuarto y sin peligro de ser sexto, el esprint final de la Liga quedó muy descafeinado. Todo se focalizó entonces a esperar que llegara este momento: el adiós a la temporada regular y el ¡hola! al play off. Pues ¡ea!, ya llegó ese día.

El MoraBanc Andorra, que no dependía de sí mismo, pero tenía todavía algunas opciones matemáticas en este último capítulo de la Fase Regular de clasificarse para el play off, ejerció este domingo electoral de duro "telonero" de unos cuartos de final por el título de la Liga Endesa que arrancarán para los verdes el viernes en La Fonteta ante un Valencia Basket con ventaja de campo y muy favorito, es la realidad, pero al que en el vestuario verde se le tiene "muuuuchas" ganas.

El epílogo liguero contra los del Principado tenía dos claros objetivos. El prioritario era que no se lesionara nadie. El segundo, menos importante en esta ocasión, era sumar una victoria más en la tabla, que aunque en lo deportivo no valga para nada, sí es verdad que sirve para afrontar esta decisiva fase liguera que llega esta semana con la moral un poco más alta. Pues bien, se consiguieron los dos retos en juego. El primero, sin problemas (afortunadamente). El segundo, teniendo que remontar tras un mal arranque y sufriendo hasta casi el minuto final.

Lo más noticiable del partido fue, sin duda, el debut del marbellí Rubén Guerrero con la camiseta cajista. Recién terminada su etapa universitaria en EEUU, el pívot jugó sus primeros minutos con la casaca costasoleña. Lo hizo en el segundo cuarto, en el momento en el que el equipo estaba desatado en ataque, en plena remontada. También tuvo un ratito en la segunda parte. En total, casi siete minutos y medio en los que le dio tiempo a meter una canasta y "pillar" un rebote. Lo suficiente para sacarse los nervios del debutante y para coger impulso ante lo que está por venir en La Fonteta.

El arranque del partido mostró a un equipo (Unicaja) sin tensión, que no se juagaba nada, frente a otro (MoraBanc) con ganas de que la carambola le llevara a la octava plaza y al play off. Los primeros 12 minutos fueron del MoraBanc, 17-31. A partir de ahí, tiempo muerto de Casimiro, y cambio absoluto del equipo. Un parcial de 23-2 dio la vuelta al marcador. A base de triples y de un mayor celo defensivo, el equipo se puso 40-33 ante un Carpena que cambió rápidamente los pitos por las palmas. El marcador al descanso, eso sí, dejó todo por decidir para después del intermedio (40-38).

En el tercer cuarto, el Unicaja amenazó con poner tierra de por medio con el 53-44, pero el MoraBanc Andorra se agarró al partido y la igualdad fue la nota dominante hasta que el partido se cerró con la victoria de los de Luis Casimiro por 72-66.

A partir de ahora, hay que resetear. Decir que lo hecho hasta ahora no vale para nada es mentira, porque precisamente en este play off que se avecina entre Valencia Basket y Unicaja la ventaja de campo es para ellos por haber hecho más y mejores cosas durante los últimos 8 meses. Pero también es verdad que hay por delante un duelo al mejor de tres partidos en el que el Unicaja tiene que jugar sin complejos. Si la final de la Eurocup 2017 se ganó con estas mismas circunstancias, ¿por qué no se puede repetir la historia?...