El Torneo Costa del Sol 2019 ya es historia. El Unicaja. No pudo ser. Ni siquiera pudo ganar el partido a un rival que fue muy superior a partir del minuto 5 del primer cuarto. Faltaban varios mundialistas en uno y otro equipo, pero dio la impresión de que las ausencias verdes pesaron mucho más en la pizarra de Luis Casimiro que las bajas con las que llegó Pablo Laso a este triangular axárquico en el que el Zenit de San Petersburgo ha sido el segundo clasificado.

A estas alturas de septiembre, el Unicaja está muy justo para competir. El equipo le puso otra vez voluntad, no se dio por vencido ni en sus peores momentos, utilizó todos sus recursos disponibles, volvió a tirar de los jóvenes muchos minutos... pero se encontró con un Real Madrid con más aplomo, con más acierto y que ganó con autoridad el partido y el torneo.

El Unicaja de Casimiro quiere, pero todavía no puede. Los canteranos le ponen ganas y eso hay que alabarlo. Pero mientras no estén de vuelta los mundialistas Toupane, Ejim, Waczynski y Thompson, no sabremos de verdad ni qué Unicaja hay ni dónde puede llegar este nuevo proyecto verde.

El que quiera ponerse pesimista seguro que encuentra hoy argumentos. Pero yo no veo razón aparente. Los 80 primeros minutos de la pretemporada han mostrado a un equipo sin aleros, forzado a jugar desequilibrado, todavía sin muchas ideas y pensando en que lo realmente importante llegará a partir de final de mes en Manresa. Sacar ahora conclusiones negativas creo que es una temeridad, por mucho que al equipo se le haya visto muy lejos del nivel esperado.

El partido fue de color blanco merengue. Y eso que Avramovic. El serbio anotó 8 puntos, corrió de un lado al otro de la pista y forzó a Pablo Laso a parar el partido con un tiempo muerto, con 10-5 para los verdes. Todo cambió a partir de ese momento. Reaccionaron los merengues, sobre todo con acierto desde la línea de 3, para darle la vuelta al marcador, 10-13. De ahí al final del cuarto, fue un monólogo blanco, que no perdonó para alcanzar el minuto 10 con un cómodo 16-24. La diferencia fue a más en el segundo cuarto, 18-30. Las rotaciones de Casimiro no encontraron muchas soluciones y el partido llegó al descanso con 28-43 para los blancos.

El Unicaja lo siguió intentando. En sus mejores minutos del tercer cuarto se puso a 5, 45-50, pero fue un espejismo. El Madrid volvió a apretar y el partido ya no tuvo más historia hasta el 69-76 final.