El Unicaja, tras dos derrotas ligueras, ganó el miércoles por la noche su primer partido europeo de la temporada, ante el Buducnost. Un triunfo contundente, por 83-70, que le permite convertirse en el primer líder del Grupo D de la segunda competición del baloncesto continental. La victoria deportiva en la pista vino acompañada por otro dato llamativo. Y es que el Palacio Martín Carpena.

Según las cifras oficiales que ofrece la propia competición, en el Palacio de los Deportes se dieron cita la noche del miércoles 5.350 aficionados para ver en directo el Unicaja-Buducnost, 1.300 más que en la segunda pista con más animación, la alemana del Ratiopharm Ulm, en la que 4.021 aficionados vieron el Ulm-Virtus Bolonia, uno de los choques más atractivos que deparaba el calendario en esta jornada inicial de la Eurocup 2019/2020.

La medalla de bronce en esta clasificación de «fidelidad» de las aficiones se la lleva la lituana del Siemens Arena de Vilnius, en la que 3.976 seguidores presenciaron un también muy atractivo Rytas Vilnius-Lokomotiv Kuban Krasnodar.

En el resto de canchas que albergaron partidos de esta jornada inaugural de la Eurocup, solo en Venecia se superaron los 3.000 espectadores. Fue en el Umana Reyer Venecia-Partizan, en el que 3.350 seguidores vieron la victoria de los serbios, por un ajustado 63-66. A partir de ahí, las cifras de aforo en el resto de pistas son mucho más modestas, con entradas de dos mil y pico aficionados e incluso de poco más de mil.

Los dos pabellones en los que hubo más plástico en las gradas esta semana fueron la francesa del Nanterre, en la que solo acudieron 1.482 espectadores al Nanterre 85-Joventut 78 y menos aforo todavía se cubrió en Israel en el Maccabi Rishon Lezion 55-Promitheas Patras de Grecia 88. A pesar de que el Martín Carpena haya sido la cancha con más ambiente de la segunda competición continental, lo cierto es que el Palacio tuvo poco más de media entrada en el choque contra el Buducnost Voli de Podgorica. Con más de 7.000 abonados, no se alcanzaron siquiera los 5.500 seguidores en las gradas ante los de Montenegro.

Las últimas temporadas ha quedado claro que a la «marea verde» le cuesta acudir al Carpena entre semana. Siempre hay más ambiente en los partidos ligueros de los sábados o de los domingos que en los europeos de los martes o miércoles. Es una tradición que incluso en los dos o tres últimos años de la Euroliga ya se hizo muy evidente.

La cuestión es que este curso, la Eurocup cobra una mayor importancia entre los objetivos del Unicaja. El cambio del sistema de clasificación para la Euroliga, quedándose la Liga Endesa sin ninguna licencia en favor de la Eurocup, que tendrá dos billetes -para el campeón y para el finalista-, supone que la única vía para regresar a la elite sea a través de esta segunda competición del baloncesto europeo. Y es que ni siquiera ganar la Liga Endesa otorga ahora plaza para la máxima competición continental.

Por todo ello, es de esperar que la afición se «enganche» más con la competición europea con el paso de las jornadas. Si el Unicaja quiere crecer como club tiene que asentarse en la Euroliga. No hay ninguna otra opción. A partir de ahí crecerán sus ingresos por publicidad y por los «premios» económicos que da la propia competición continental, seguro que se aumentará también el número de abonados y habrá más presupuesto para fichar jugadores de primer nivel, que no dudarán cuando tengan una oferta encima de sus mesas de parte de la entidad de Los Guindos. Todo son ventajas, pero para llegar el equipo también necesitará el apoyo de su grada. En la presente Eurocup hay no menos de 8-9 equipos aspirantes a lo mismo que el Unicaja: a estar en la finalísima. No va a ser nada fácil.