Una mala tarde-noche del Unicaja en ataque, en defensa, en ideas, en acierto, en circulación de balón... en todo, desembocó en una nueva derrota liguera, la quinta de la temporada, en la pista de un MoraBanc Andorra que fue mucho mejor de principio a fin.

Es verdad que no era fácil el reto de esta jornada en Andorra. La del MoraBanc es una de esas pistas especialmente esquivas en la Liga Endesa para los equipos rivales. No solo para el Unicaja, para cualquiera. Es un viaje largo, a una cancha pequeña, con público muy cerca del parqué, en donde hay siempre mucho ruido en las gradas y, por supuesto, donde te espera un rival que cada verano es capaz de fabricar una plantilla de lo más competitiva. Se les van Shermadini, Jaime Fernández, Albicy, Ennis... pero les da lo mismo, ellos siempre encuentran en el mercado buenos recambios para todas sus bajas. Es uno de sus principales logros.

No hay excusas. El Unicaja perdió porque estuvo muy mal en el Principado. Le faltó actitud y aptitud en 40 minutos en los que casi siempre estuvo por detrás en el marcador ante un rival que pareció tener más hambre por ganar. Defensa blandita, pocas ideas, demasiados triples que se fueron al limbo... La verdad es que el peor ataque de la Liga Endesa volvió a mostrar en Andorra los enormes problemas que tiene para anotar en el cinco «pa» cinco. Esta vez se quedó en 73 puntos anotados (muchos ya con el partido más que decidido) y un 25% de acierto desde la línea de 6.75 (6 de 24). Así es muy complicado.

La derrota coloca al Unicaja con balance negativo en la clasificación (4-5). No peligra la Copa porque los cajistas tienen su billete asegurado por ser el equipo organizador, lo que sí se pone cada vez más difícil es jugarla como cabeza de serie, o sea, entre los cuatro primeros al final de la primera vuelta, con el riesgo que eso tiene de que te toquen en cuartos de final Real Madrid o Barça y el torneo te dure hora y media. Poca broma con esto.

No fue un gran partido el de Andorra. El primer cuarto fue el habitual intercambio de golpes entre dos equipos todavía aterrizando en el partido. El MoraBanc dominó el marcador la mayor parte del tiempo, pero siempre con el Unicaja muy cerca (12-8, 15-11). La mejor noticia fue que Jaime Fernández y Elegar, que estaban entre algodones, saltaron al parqué en esos primeros 10 minutos, que se cerraron con los verdes por delante, 15-17, gracias a los 7 puntos, precisamente, del exandorrano Jaime Fernández, muy pitado por el que fue su público en el Principado.

Un viejo conocido de la «marea verde», Dejan Musli, hizo mucho daño en el arranque del segundo cuarto iniciando lo que fue el principio del fin de las opciones cajistas. El pívot serbio trabajó atrás y delante y fue el artífice, con 7 puntos casi seguidos, de que su equipo volviera a tomar la delantera para ya no perderla más. Los cajistas jugaron muy malas posesiones en ataque, estuvieron muy desacertados en el tiro y Luis Casimiro se vio obligado a parar el partido con 26-19, la máxima diferencia del partido hasta entonces para los locales,tras un parcial de 11-0.

Adams, muy apagado, no tuvo paciencia en la dirección ni en la selección de tiro en unos minutos para olvidar. El MoraBanc lo aprovechó y se fue de 8, dentro ya del último minuto de la primera parte, 37-29, misma diferencia con la que se alcanzó el descanso, 42-34.

El inicio del tercer cuarto fue más de lo mismo. Hanna se echó a su equipo a la espalda y la desventaja se fue a 11, 48-37. Gerun salió al rescate del Unicaja con un buen par de minutos que permitieron a los de Los Guindos agarrarse mínimamente al partido, 50-45. Aunque fue una racha de tres triples de Toupane la que equilibró casi por completo el marcador, 56-53. Pero el equipo del Principado aguantó el último chaparrón cajista y llevó el partido otra vez al 68-58, a falta de ya solo los 10 minutos finales.

El arranque del último cuarto fue calamitoso. Un 7-0 de parcial disparó el partido a un 75-58, con 7:40 hasta el final, que ya fue la sentencia definitiva. De ahí al final fue un quiero y no puedo en una lenta agonía camino del bocinazo final.