Tranquilidad en la planta noble de Los Guindos. Lejos de las dudas y de las críticas que el juego del Unicaja y la planificación de la plantilla han generado estos últimos días entre los aficionados (al menos entre los que más utilizan sus redes sociales como altavoz), los rectores cajistas mantienen la calma después de dos derrotas seguidas en Andorra y en Estambul, en las que el equipo ha mostrado muchas carencias.

Al Unicaja es verdad que todavía le avalan los números. No tanto en la Liga Endesa, en la que tiene un balance negativo de 4-5, pero sí en Europa, donde está clasificado matemáticamente para el Top 16, es líder en solitario de su grupo -con solo dos jornadas para el final de la liguilla- y depende de sí mismo para acabar campeón de esta primera fase continental. El problema es que los resultados son mejores que las sensaciones y la imagen que el equipo ha dado, quitando momentos puntuales de lo que va de temporada.

El debate que está abierto en la calle sobre la necesidad de acudir al mercado parece evitarse (por ahora) en el club. La semana pasada, el técnico Luis Casimiro fue tajante: «No me planteo la posibilidad de incorporar un jugador. No sé lo que va a pasar pero soy optimista por naturaleza. Tiene que pasar algo grave y duradero en el tiempo para no terminar con la misma plantilla con la que hemos empezado la temporada».

El discurso del técnico es el mismo que mantiene el presidente, Eduardo García, cuando se le pregunta en privado por este asunto. La confianza es plena en la plantilla por parte del «presi»... al menos por ahora.

La cruda realidad que se ve partido a partido es una carencia importante en el puesto de base, además de un jugador con talento ofensivo en el perímetro, capaz de ser una amenaza continua para las defensas rivales en el tiro exterior. Un doble problema que no es fácil de solucionar porque el mercado es escaso y porque el Unicaja tampoco es un club que acostumbre a gastar dinero para retocar su plantilla, salvo que sea por motivo de lesiones de larga duración.

El tema del base es recurrente los últimos años. DeMarcus Nelson, Oliver Lafayette, Kyle Fogg, Ray McCallum, Ryan Boatright o Brian Roberts son apuestas que se han hecho los últimos años y que no han fraguado. Desde la marcha de la pareja Markovic-Granger en la 2014/2015, la dirección de juego en la pista siempre ha dado problemas al equipo verde.

La configuración inicial de la plantilla para este curso contaba con Alberto Díaz y con el recién llegado Josh Adams para la posición de «1», teniendo en cuenta también la ayuda puntual que pudiera hacer Jaime Fernández, capaz de jugar de base o de escolta sin problemas. Pero el paso de las semanas y de los partidos demuestra que Adams no es un base. El norteamericano puede jugar en esa posición de forma puntual, pero no es un director de juego, no genera baloncesto para sus compañeros, algo que este equipo necesita con pívots que si no reciben el balón cerca de la canasta pierden toda su eficacia.

La mala suerte de la lesión que padece Jaime Fernández en su talón tampoco ayuda. El madrileño está jugando mermado, tiene que operarse y la decisión que se ha tomado es que siga jugando si es posible hasta final de temporada y que pase por el quirófano en verano.

En definitiva muchos problemas que se solucionarían con la llegada de un base. Pero, ¿dónde está ese jugador? Y, sobre todo, ¿cuánto cuesta?... El mercado no ofrece gangas en noviembre. Habría que buscar jugadores que tengan problemas de cobro en sus actuales clubes o que no tengan cláusula de salida para que la operación sea viable económicamente. En el caso de buscar un sustituto para Jaime (si se decidiera pararlo ahora para que se operara), además debería ser cupo, lo que todavía dificulta más la posible operación.

Como es habitual en cualquier club, la dirección deportiva trabaja sobre todos los escenarios. Y es que lo que hoy es un «no» rotundo se puede convertir en un «a lo mejor» o en un «sí» con el paso de las semanas, si es que los resultados y el juego no mejoran, algo que nadie desea.

De momento, el primer juicio público lo van a pasar jugadores y técnico mañana a las 20.30 horas contra el peligroso Bilbao Basket en un Carpena que debe olvidar todo lo malo y apoyar a tope a un equipo que, pese a todo, está a solo dos victorias del tercer clasificado.