Hace unas semanas escribí que el crédito de Luis Casimiro Palomo al frente del Unicaja se había agotado, no significaba que estuviera fuera del proyecto malagueño, sino que el funcionamiento del equipo ya no tenía red de seguridad bajo sus pies, que iba a vivir de lo que hiciera jornada tras jornada, y que la supervivencia del mismo iba de la mano del éxito en los encuentros, algo que no ha llegado.

Con el paso del tiempo, ya en enero, con parte del momento álgido de la temporada en plena irrupción con el inicio de la segunda fase de la Eurocup y con la Copa del Rey en menos de un mes, o hay una catarsis en el seno de este Unicaja, o el riesgo de repetir este deambular sin rumbo alguno, grabando a fuego la mediocridad, la atonía y la insipidez en el ADN crece a medida que avanza el calendario.

Contando el de hoy frente al Joventut, quedan ocho partidos hasta la Copa del Rey, y, sinceramente, que haya tocado el Casademont Zaragoza me da igual, aunque nunca en la historia ha estado tan barato jugar una final. Ahora mismo, veo a cualquier rival ACB capaz de quitar de en medio a un equipo que tenía ante sí la oportunidad de encadenar tres victorias en Liga y que a cambio pasó las de Caín para obrar un milagro en Fuenlabrada ganando sobre la bocina, hacer un buen encuentro en tres cuartas partes del mismo para ganar a Obradoiro (otro equipo fuera del play off) y que perdió un partido indigno de verse en ACB en Murcia frente a otro de los colistas por méritos propios. La consecuencia: jugar la Copa como lo hacen los equipos malos o que decepcionan, por ser los organizadores, no por los méritos contraídos. En Eurocup, la única vía posible para poder jugar Euroliga -que no se olvide-, el final del partido en Bursa fue paupérrimo refiriéndonos a un equipo profesional, más bien pareció diseñado por Orhun Ene que por Luis Casimiro.

Sólo la ausencia del Kirolbet Baskonia hace que el título de mayor fracaso de la primera parte de la temporada no sea para los malagueños. Quizá se deberían pedir disculpas a San Pablo Burgos, que sí ha cumplido con su parte para participar.

Con el devenir de la temporada, lo que estoy viendo esta campaña ya ha sobrepasado el enfado, simplemente me aburre. Reconozco que las ruedas de prensa del entrenador han dejado de ser algo útil para ver el análisis y la opinión sobre el encuentro. El baloncesto, según la versión que puedo leer y oír, se ha convertido en otro deporte, con una nomenclatura diferente, con unos recursos fuera de la cancha al alcance de sólo unos pocos elegidos, y con una necesidad de conocimientos previos antes de opinar sobre el mismo que va camino de pedir una especie de «selectividad» para poder tener una conversación mínimamente inteligente sobre nuestro deporte.

Ahora, tenemos estadísticas avanzadas (las que manejamos los profanos son todo mentira), con lo que eso de tener un buen porcentaje de tiro es engañoso, y eso de coger más rebotes no significa nada bueno, malo o regular. En lugar de bases o aleros, hay generadores y finalizadores, aunque algunos sean más «mareadores» o «amasadores» de balón. Y además el principio de todo es el bloqueo y continuación si quieres atacar y el colapso de las zonas si quieres defender, pero en el libro de jugadas de este equipo, eso del «pick & roll» no está, y el colapso es lo que pasa al salir del parking del pabellón.

Si pienso en qué va a hacer el club, creo que nada, antes de la Copa del Rey hay que jugar ocho partidos, la mitad de ellos de la Eurocup, algo capital para ver hacia dónde se va. Y el rumbo del mismo es errático, sin una mínima dirección. No sé qué pueden estar pensando los dirigentes del club, pero a día de hoy, y pese a la honestidad y la hoja de servicios de entrenador, mantenerlo en el banquillo me parece un error si se quiere aspirar a algo en lo que queda de temporada.

Me fastidia decir esto porque la continuidad del entrenador, sea el que sea, me parece el primer paso para conseguir los objetivos, cambiarlo -y mucho más a mitad del curso- pasa por reconocer un error y hay que tener todo el tino del mundo para acertar con el repuesto. Pero si la gestión que se quiere hacer con el equipo lleva un mínimo de ambición y ganas de mejora, abandonando la mediocridad, esta situación no debe alargarse más en el tiempo, por más que desde fuera de Málaga se le coloque al equipo la etiqueta de favorito para ganar la Eurocup o que por el mero hecho de jugarse aquí, la Copa del Rey vaya a terminar quedándose en Málaga. Está claro que tiran más de historia que de realidad. A lo mejor, lo que tiene que plantearse el club es que la política de comunicación pasara a tener más de ilusionismo que de veracidad, haciéndonos creer que el camino que se ha tomado es el correcto, que lo que se hace está todo bien y que se avanza hacia el éxito. Yo, de momento no lo veo así, llámenme incrédulo.