El Unicaja sacó a relucir su mejor versión (la que ha mostrado a cuentagotas en lo que va de temporada) para reengancharse a la Eurocup con una victoria justa frente al Joventut, después de un partido casi perfecto en el que el triunfo vale su peso en oro y el que la única pega fue que después de ir ganando por 22 en el tercer cuarto (61-39), el +6 final supo a muy poco pensando en el futuro de este Top 16 e incluso en lo que esté por venir después... si es que viene.

El equipo salvó una situación límite ante la Penya. Era un partido sin red, con el futuro europeo (y quizás algo más) en juego. Pero el Unicaja supo convivir con esa necesidad y con esa ansiedad para sumar un triunfo clave que equilibra su balance de victorias/derrotas en esta segunda fase (1-1) y que le permite encarar las 4 jornadas que restan de esta liguilla con sus opciones intactas de aspirar a todo.

Todo salió esta vez a pedir de boca: buena defensa, buena circulación de balón, acierto en los tiros, mínimas desconexiones, buena actitud en el rebote... Desde el 4-0 inicial, o el 11-5, o el 17-7, el Unicaja dominó con autoridad a los verdinegros. La verdad es que el equipo cajista leyó esta vez muy bien el partido. El peligro del Joventut tenía nombre y apellido: Klemen Prepelic. Lo sabía hasta el que vende las palomitas en el bar del Palacio. La defensa que preparó Luis Casimiro sobre la «ametralladora» eslovena fue pluscuamperfecta. Le fue poniendo delante a Adams, a Brizuela, a Toupane... El escolta verdinegro nunca se encontró cómodo y sus 12 puntos finales, con muy malos porcentajes de acierto, fueron decisivos para tener una noche tan inesperadamente plácida.

Como casi siempre, el equipo demostró que juega mejor cuando tiene menos rotaciones. Sin Ejim, lesionado, y con Elegar, mermado, Casimiro repartió más minutos entre los 10 aptos y los jugadores aprovecharon su ración extra de tiempo para aportar más cosas y ayudar a la victoria.

Mención especial, eso sí, para Deon Thompson. El ala-pívot norteametricano llegó el pasado verano como una de las grandes apuestas cajistas para este nuevo curso. Es verdad que sus números no suelen ser malos, pero se le echaba en falta alguna demostración de autoridad como la de este partido, en el que desde el minuto 1 fue protagonista en los dos lados del campo. Con él así, desde luego, se puede se mucho más optimista de cara al futuro inmediato.

El Carpena también jugó su propio partido. Hubo pitos antes de empezar para Luis Casimiro y también para el palco, pero la victoria final sirvió para calmar los ánimos hasta el punto de que el Palacio acabó cantando el himno de Pablo López. El juego del equipo no enamora y los resultados hasta ahora son manifiestamente mejorables, pero también es cierto que todos los objetivos están a mano y la grada debe asumir su rol protagonista en apoyo a un equipo que en estas próximas cuatro semanas se la juega en Europa y en la Copa. Aunando fuerzas tiene pinta de que todo será mucho más fácil.

La verdad que este sistema de competición, con una liguilla exprés de solo seis partidos, es un sinvivir. Después de perder en Bursa hace una semana, todo parecía gris negruzco para el Unicaja. Ganar al Joventut ahora, sin embargo, devuelve al equipo verde al lugar indicado en el momento oportuno para buscar el play off de cuartos de final. Por delante, el doble duelo contra el MoraBanc Andorra de las próximas dos semanas. Ahí estará en juego buena parte del futuro deportivo del equipo en Europa. Mientras, a pensar en el derbi liguero del sábado en Sevilla. Otro partido de esos que siempre está señalado de rojo en el calendario del club y de los aficionados. Lo dicho, un sinvivir.