El Martín Carpena acoge por cuarta vez en su historia la celebración de la Copa del Rey, un torneo que trae más disgustos que alegrías al conjunto cajista. Cuarta vez en veinte años que Málaga es la sede del principal evento del baloncesto español y en ninguna de las tres anteriores ocasiones, el Unicaja ha sido capaz de ganar el título y peor aún, ni siquiera de pasar de cuartos.

El primer intento de romper la maldición del anfitrión llegó en la temporada 2000/2001. Ese año estuvo marcado por el cambio de reglas en el baloncesto europeo con la incorporación de los 24 segundos de posesión y la regla de los 8 segundos para cruzar el campo, la introducción de los cuatro cuartos de diez minutos y el cambio de la regla de fin de posesión. Estas modificaciones hacían pensar a los más críticos que el Unicaja vería mermado su juego, sin embargo, ocurrió todo lo contrario y acabó el año con buenos resultados, aunque no en la Copa.

El segundo gran hito de esta campaña fue la explosión de Pau Gasol, precisamente en la Copa del Rey. Málaga presenció el nacimiento de una estrella, un jugador considerado hoy día como uno de los mejores deportistas españoles de la historia.

El conjunto de Los Guindos se clasificó para la competición como quinto en la clasificación con 12 victorias y 5 derrotas. Se esperaba una buena actuación en la Copa, aunque los favoritos fuesen otros equipos, pero los emparejamientos no beneficiaron al anfitrión que cayó en la primera fase ante el Real Madrid, que posteriormente perdería en la final contra el Barça de Pau.

El sueño copero de los malagueños se vio frustrado a la primera de cambio, aunque la temporada no acabó mal para los de Maljkovic, accediendo a los play off de la Liga, donde finalizaron su aventura por el título al caer ante el Barça, posteriormente campeón liguero ese año.

En 2007 llegó el segundo «strike» de Unicaja. Dos años antes, el conjunto de Los Guindos dirigido por Sergio Scariolo y con Berni Rodríguez y Jorge Garbajosa como referentes, tocó el cielo al proclamarse campeón de la Copa del Rey de Zaragoza, tras derrotar al Real Madrid en la final por 80-76, vengándose así por la eliminación en su propia Copa años atrás.

El título no se pudo revalidar en la siguiente temporada, pero el Unicaja mantuvo su buena racha al alzarse con el título de la Liga ACB. Dos años de gloria que finalizaron en Málaga al caer, otra vez, en cuartos. Esta vez el encargado fue el Barça, a la postre campeón del torneo.

Otro año más sin que el título se quedase en casa, pero en esa temporada el equipo de Scariolo logró un hito en la historia de Los Guindos, la primera clasificación para la Final Four de la Euroliga. La final se jugó en Atenas donde el conjunto malagueño se posicionó como el tercer mejor equipo de Europa.

Llegamos al año 2014, tercera Copa del Rey en Málaga y un auténtico calco, al menos en el emparejamiento, a lo que ocurre en esta edición. El por aquel entonces CAI Zaragoza eliminó al Unicaja en cuartos en un partido marcado por las malas decisiones de Joan Plaza. Kuzminskas estaba cuajando un gran partido, aportando al equipo 18 puntos, pero en el segundo tiempo el entrenador cajista decidió sentarlo en el banquillo, reduciendo así la capacidad anotadora del equipo. Otro fiasco de Unicaja para la colección, aunque para el técnico, «en absoluto» fue un fracaso.

Aquella Copa es recordada por ser la primera del actual capitán del equipo, Carlos Suárez, y la última del canterano y ahora All Star, Domas Sabonis. Pero si algo queda en la memoria de todos los aficionados al baloncesto es la canasta en el último segundo de Sergio Llull, que sirvió para darle la victoria al Real Madrid en la final ante el Barça.

Con esta trayectoria queda claro que al Unicaja no se le da nada bien la Copa del Rey cuando juega en casa, aún así, este año tiene la oportunidad de romper con el maleficio del anfitrión (no la gana desde el Tau en Vitoria 2002) y con la suya particular de cinco años sin pasar de cuartos de final. Ha llegado el momento de que Unicaja se reivindique.