Qué bonito fue mientras duró. El Unicaja le regaló a su afición y a toda la ciudad una fin de semana increíble al que solo le faltó el broche final de levantar el trofeo de la Copa del Rey en casa. Desde las calles más populares del centro de Málaga hasta el Martín Carpena, la capital de la Costa del Sol su puso de gala para la disputa del torneo del k. o. y el buen papel del conjunto verde hizo soñar a los suyos. Pero el Real Madrid fue demasiado en la final para un equipo que se quedó a las puertas de repetir título 15 años después.

El final fue más frío del esperado. El conjunto blanco sacó de la pista al Unicaja desde el inicio y no se pudo vivir una final con unos últimos minutos emocionantes. Esa es la única pega que se le puede poner al conjunto verde en estos tres días, no haber sido capaces de competir al menos con un todopoderoso Real Madrid, que encima tuvo el día. Quizás fue el cansancio acumulado por ser el tercer partido en tres días y con muchos jugadores que andan tocados, a lo mejor fue que los de Casimiro no mostraron el nivel de las semifinales y los cuartos, y también hay que sumar que cuando los de Laso están inspirados plantarles batalla es muy complicado. Todo se puso en contra para que los de Los Guindos no pudieran regalarle a su fiel hinchada una bonita final.

Pero no le importó demasiado a la parroquia verde congregada en el Palacio de los Deportes. Está claro que todos los seguidores cajistas soñaban con ver a su equipo levantando el trofeo copero 15 años después y volviendo a ganar un título -el último fue la Eurocup en 2017- pero también eran conscientes de la dificultad que entrañaba ganar al Madrid en una final. Pese a la derrota, los cajistas no dejaron de animar durante todo el partido e incluso cuando ya estaba todo perdido seguían alentando sin cesar a sus jugadores, que no tuvieron la tarde soñada. Hasta después de finalizar el choque, y con los blancos celebrando sobre el parqué, los numerosos aficionados del Unicaja, comandados por la charanga, seguían cantando el himno.

Y es que, aunque el final fue triste, los de Luis Casimiro merecían este apoyo después del torneo realizado. Muchos ni siquiera pensaban que podían llegar a la final, pero los jugadores creyeron y respondieron el viernes y el sábado.

El torneo empezó con las dudas habituales. El Zaragoza puso contra las cuerdas al conjunto malagueño y hubo que esperar hasta el tercer cuarto para que los de verde sacaran a relucir todo su potencial. Se marcharon 7 abajo al descanso, pero en el tercer cuarto se desataron, dieron la vuelta al choque y acabaron rematando la faena en los últimos diez minutos para alcanzar las semifinales. El primer paso ya estaba dado.

El sábado llegaron las semifinales con el MoraBanc Andorra enfrente. Y ahí, el Unicaja hizo su mejor partido del curso para aplastar a los del Principado y plantarse en la final que tantos años llevaba ansiando. La expectación por ver al Unicaja levantando el trofeo era máxima, lastima el final.

En definitiva, el Unicaja y Málaga pueden estar contentos de esta Copa del Rey 2020. La fiesta de las aficiones fue un éxito al que solo le faltó ver al conjunto cajista levantando la copa.