El Unicaja cumplió con su objetivo este fin de semana en la cita copera de Málaga 2020. Llegó hasta su límite. Hasta donde ya no podía más. Ganó al Casademont Zaragoza y al MoraBanc Andorra jugando un baloncesto serio y solvente en los dos partidos. Pero en la final se topó con la cruda realidad del baloncesto español actual en la que los cuatro equipos de Euroliga están a otro nivel. No tuvo ni opción contra el Real Madrid, lo mismo que les habría pasado a maños y andorranos, de haber sido cualquiera de ellos los que se hubieran colado en la finalísima.

La Euroliga de Bertomeu ha abierto una brecha sideral entre los equipos que la juegan y los que no. El Real Madrid se presentó en la Copa de Málaga 2020 con 16 jugadores. Los cuatro descartados el domingo fueron Jordan Mickey (titularísimo si vistiera de verde cajista), Salah Mejri (titularísimo si vistiera de verde cajista) y dos jóvenes que aquí tendrían decenas de minutos cada partido: Garuba y Nakic. Lo mismo que Nicolás Laprovittola, el jugador número 12 del Real Madrid en esta Copa, una especie de comodín para jugar cuando Pablo Laso ya no quiere que juegue nadie más. El argentino, en Málaga sería una de las estrellas.

El Barça, más de lo mismo, el Valencia Basket, ídem de ídem y el Baskonia, si no tuviera lesionados a Granger, Vildoza, Garino, Henry... pues también sería inalcanzable para el resto de los equipos «mortales» del básket español.

En la final de anteayer se vio que el Unicaja no puede luchar de igual a igual contra el Madrid. En un partido intrascendente de Liga Regular o algo similar, puede sonarte la flauta. Pero en un partido de verdad, como una final Copa del Rey o una eliminatoria del play off de Liga Endesa, es IMPOSIBLE.

La moraleja de lo visto el domingo en el Carpena creo que está clara. Si queremos volver a ser como ellos o estar cerca de ellos, el único camino es volver a jugar la Euroliga. Si los verdes juegan la máxima competición europea tendrán varios cientos de miles de euros de ingresos extra y los mejores jugadores de Europa que el próximo verano no quieran los más «grandes», se pondrán a tiro. Entonces, el Unicaja subirá el peldaño necesario para poder competir con todos de igual a igual, algo que ha quedado claro que ahora es solo una utopía.

Ganar la Eurocup y asegurarse la plaza en la Euroliga 2020/2021 debe ser desde hoy un objetivo prioritario. Todos los esfuerzos deben orientarse a partir de ahora a este único reto. De esta manera, el próximo año, en la final copera de 2021, el Real Madrid se verá obligado a sudar sangre si quiere volver a ganar a Jaime, Alberto, Guerrero, Carlos, Darío, Milosavljevic, un par o tres más de nacionales comprometidos que lleguen en el próximo mercado estival, y tres americanos de los de antes, de esos que quitan el «sentío» y marcan realmente las diferencias.

Esta vez, sinceramente, no se podía hacer más. El Unicaja ganó «su» Copa. La de los «mortales».