La plaga de lesiones en el Unicaja no cesa. El cuadro de Los Guindos ya tiene más jugadores profesionales lesionados que sanos si no contamos las últimas incorporaciones. Una situación anómala ante la que la cúpula verde ha actuado con rapidez y eficacia. Primero llegó Darío Brizuela, después Marko Simonovic, a continuación Axel Bouteille y esta semana, coincidiendo con el esguince de Josh Adams, por fin llegó el base. Gal Mekel. El jugador que todos echábamos de menos desde el inicio de la temporada y que, si se van recuperando efectivos a buen ritmo, puede cerrar un gran equipo de cara a los play off de la liga ACB.

Lo de la Eurocup, por desgracia, es otra historia. La imposibilidad de inscribir a los tres últimos fichajes provocará que el equipo luche en los play off en clara desventaja con sus rivales. La situación es tan cambiante que este fin de semana Luis Casimiro puede comenzar el partido de liga en Badalona con Mekel, Brizuela, Bouteille, Simonovic y Rubén Guerrero. cuatro jugadores que no comenzaron la temporada y otro que estaba llamado a ser el último pívot del equipo.

Gal Mekel es un viejo conocido de Luis Casimiro. El israelí, nacido en Petah Tikva que significa «puerta de la esperanza», conoció el baloncesto muy pequeño cuando sus padres Alon y Ariela le regalaron una pequeña canasta para que jugara. Tenía cuatro años y aunque jugaba también al fútbol, alternó el baloncesto con el tenis hasta los 13 años, se enamoró de la pelota naranja.

Con 7 años ya estaba inmerso en los programas de detección de talentos del baloncesto israelí. Con seis hermanos, cuatro chicos y dos chicas, Gal siempre tuvo claro que lo suyo es compartir. «prefiero dar una asistencia que anotar una canasta». Eso le llevó a convertirse en una estrella emergente y a volar hacia el estado de Kansas para enrolarse en las filas de la universidad de Wichita State. Dos años en Estados Unidos para volver a Israel para fichar por el Maccabi Tel Aviv y cumplir sus tres años de servicio militar obligatorio: «Es el deber de todos los israelíes: servir al país». Era el momento en que se fijaba en Sharunas Jasikevicius, después sería en Steve Nash y en José Manuel Calderón. «Me gustan los verdaderos bases. Los que controlan el equipo e involucran a todos», decía en una entrevista a «Tercer equipo» cuando militaba en el Gran Canaria.

Mekel había compartido vestuario con el extremeño en los Dallas Mavericks y sólo sumaba elogios del español y también de Dick Nowitzki: «Es un gran trabajador», decía el alemán en la web oficial de los Mavericks. Fue el segundo israelí después de Omri Caspi en jugar en la NBA.

Luis Casimiro ya tuvo a sus órdenes a Mekel en Gran Canaria, cuando los amarillos llegaron a las semifinales de la ACB y conquistaron su plaza en la Euroliga. Un jugador que dice que no tiene supersticiones pero sí rutinas como comer siempre lo mismo antes de los partidos o hacer siempre el mismo calentamiento. Es un gran lector, devora todo tipo de libros, y señala Nueva York y Roma como sus destinos favoritos. Hace unos años hizo una campaña de publicidad par al firma de moda israelí Renoir con la modelo Or Grossman y el 6 de julio de 2016 se casó con su novia de toda la vida Danyelle, hija del histórico jugador del Maccabi Tel Aviv de los 80, Willie Sims.

En resumen un gran refuerzo que completa un gran equipo que por desgracia no puede jugar completo la Eurocup. El objetivo recuperar los máximos efectivos posibles para el 17 de marzo. Ese día espera la Reyer de Venecia, un buen equipo, pero asequible. Suerte.