El Joventut-Unicaja de este sábado en Badalona trajo varias buenas noticias. La más importante, desde luego, la victoria, muy necesaria para que el equipo se reenganche a la zona de play off de la clasificación. También la constatación de que tanto Bouteille como Simonovic son dos jugadores que van a ayudar mucho al equipo en este esprint final de la Fase Regular y, si todo va normal, en las futuras eliminatorias por el título de la Liga Endesa.

Aunque lo más llamativo fue el debut, dos días después de su fichaje, con un par de entrenamientos mal contados, del base israelí Gal Mekel, que tuvo un gran impacto en el juego del equipo en los 23:42 minutos que estuvo en pista, en los que aportó 8 puntos y ¡¡9 asistencias!!, además de 4 rebotes y un balón robado.

La falta de un base puro en el equipo era una demanda que viene de hace ya varias temporadas. La lista de bases fichados los últimos veranos (o como temporeros) por el Unicaja es casi infinita los últimos cursos. Es un puesto que se ha convertido en un quebradero de cabeza para la dirección deportiva cajista en la última década. DeMarcus Nelson, Oliver Lafayette, Kyle Fogg, Ray McCallum, Ryan Boatright, Brian Roberts o el propio Josh Adams son algunos de los jugadores por lo que el club de Los Guindos ha apostado en estas últimas temporadas sin mucho éxito ni continuidad.

Desde la dupla Granger-Markovic, la campaña 2014/2015, la dirección de juego en la pista siempre ha dado problemas al Unicaja. Ha habido un cierto empeño por buscar en esa posición jugadores americanos de mucha capacidad anotadora, más que directores de juego puros, algo que siempre parecía más necesario estas últimas temporadas en las que varios pívots han acabado aburridos de no recibir balones bajo el aro (Shermadini es el último ejemplo).

El pasado verano se puso a tiro Stefan Markovic. El serbio, que sí cumplía con esas características de base director de juego que demandaba la plantilla, no tuvo el ok del técnico, Luis Casimiro, ni del club para regresar a la disciplina cajista y la apuesta se quedó en nada.

Ahora, con el fichaje de Mekel, sí parece que se cierra ese círculo. Y no es solo por su impacto en el partido del sábado. Es evidente que el jugador internacional israelí no va a hacer 9 asistencias cada partido que juegue, pero solo verle sobre el parque dirigir al equipo y buscar continuamente a sus compañeros ya hacen «buena» su llegada y lo alejan del estereotipo de base fichado en Málaga estos últimos años.

Parece mentira, pero el Unicaja ha fichado, ¡por fin! a un base puro. A un director de juego que no quiere la pelota para él y sí para repartirla con sus «amigos». Una necesidad en el último lustro que se ve saciada con la figura del ex del Maccabi y del Herbalife Gran Canaria, entre otros. Y es que ha llegado a Málaga Gal Mekel: Lo que viene a ser un base.