La pretemporada 2020/2021 ya es historia. Por fin. El próximo sábado, el Unicaja arrancará la Liga visitando en el Olímpico de Badalona al Joventut, en un exigente inicio liguero que solo cinco días después tendrá su segundo capítulo, el jueves 24, frente al Barça, en el Martín Carpena.

Visto lo visto durante las últimas semanas, en los cinco partidos amistosos que han jugado los verdes en esta fase de preparación, la pregunta del millón es: ¿Está preparado el Unicaja ya para competir? A partir del próximo fin de semana llegará la contestación, aunque la pretemporada ha dejado luces y sombras casi a partes iguales en el entorno del equipo verde.

Dos victorias (curiosamente, ambas frente al Coosur Real Betis) y tres derrotas, alguna de ellas demasiado «fea», frente al Valencia Basket, el UCAM de Murcia y el Herbalife Gran Canaria, son los números de una pretemporada que desde el domingo al mediodía, cuando concluyó en el Carpena la Copa de Andalucía, ya es historia.

Las frías cifras dicen que el balance de estos cinco amistosos ha sido negativo (2-3) y las sensaciones tampoco invitan a mucho optimismo de cara a este arranque de la temporada, aunque siempre hay que contextualizar las cosas y las pretemporadas valen para lo que valen y son lo que son. Sacar demasiadas conclusiones para bien o para mal no suele servir de mucho. Ahí está la hemeroteca. La de La Opinión... y la de los demás periódicos.

Lo mejor que nos ha dejado esta fase de preparación es la constatación de que el Unicaja tiene una línea exterior muy top. Hay mucha artillería en el perímetro y ofensivamente, el nuevo Unicaja 20/21 tiene pinta de que va a ser un equipo muy anotador y con el lanzamiento triple como su principal amenaza para las defensas rivales.

También ha sido una buena nueva el impacto que ha tenido el júnior Yannick Nzosa en los pocos minutos que ha jugado en estos partidos. Sus 208 centímetros, sus brazos interminables y sus ganas de «comerse» el mundo son una bocanada de aire fresco para el juego interior, aunque el congoleño, que nadie se engañe, es jugador del equipo EBA y solo estará con el primer equipo cuando haya bajas, como ha pasado ahora con la lesión muscular de Carlos Suárez.

Un caso muy parecido, por cierto, al de Francis Alonso, que es el tercer máximo anotador de la pretemporada ACB, con más de 17 puntos de media por partido, pero que tampoco estará a priori entre los 12 de la primera plantilla cuando Jaime Fernández y Dragan Milosavljevic se recuperen de sus respectivas lesiones. Si Francis sigue a este nivel, Casimiro tendrá un «bendito» problema para elegir quién se viste y quién no en la rotación del perímetro.

La pareja de bases también ha dado signos de fiabilidad en esta pretemporada. Sin estar al máximo nivel, es cierto que Díaz&Mekel parecen una buena dupla. Del canterano no hay mucho que añadir, le pone el alma a cada balón y es, de largo, el mejor defensor del equipo. El israelí mueve la pelota con maestría, siempre encuentra al compañero mejor colocado y reparte asistencias (12 este domingo contra el Coosur Real Betis) con una facilidad pasmosa.

La pretemporada ha tenido esas luces, pero también sombras. Lo peor, desde luego, han sido las lesiones. Arrancaron lesionados esta fase Jaime y Milosavljevic, a los que se han unido Carlos Suárez y Darío Brizuela. La verdad es que tener una tercera parte de tu plantilla lesionada en plena pretemporada, cuando hay más carga física, cuando hay más componente táctico en los entrenamientos y cuando es más necesario el trabajo para coger el ritmo, es un hándicap muy serio del que Luis Casimiro, por cierto, no ha «hecho bandera» y se ha «quejado» poco.

Al margen de las lesiones, que no se pueden controlar, sí hay otras «sombras» en la pretemporada cajista que amenazan con enturbiar la temporada. El juego interior es, desde luego, el que más debate sigue suscitando entre los aficionados. Sobre todo la posición de «5». Es verdad que la lesión de Suárez ha obligado a Deon Thompson a jugar la mayor parte de la pretemporada de «4» y no se ha visto su capacidad para ser el center titular del equipo, determinación que se tomó este verano al decidir no acudir al mercado a buscar un jugador para esta demarcación. El caso es que ha faltado en los cinco amistosos jugados más pegada debajo del aro y más amenaza para las defensas rivales.

También hay falta de músculo. La plantilla del curso pasado con Adams, Elegar y Ejim tenía mucho físico, algo que se ha perdido ahora. No es que la opción de tanto «atleticismo» fuera la panacea, pero quizás hay un término medio entre lo del Unicaja supermusculado del 19/20 y la falta de físico de este proyecto 20/21.

Otro aspecto que merece una reflexión es la actitud defensiva. Este equipo va a meter muchos puntos, pero necesita también trabajar atrás para que el día que los triples no entren, haya opciones de ganar los partidos. En los cinco amistosos de esta pretemporada ha habido demasiadas desconexiones atrás, demasiados tiros fáciles concedidos a los rivales y, en definitiva, demasiados puntos encajados. Y ahí las «culpas» se reparten a partes iguales entre el perímetro y el juego interior. No se salva nadie.

En definitiva, que este sábado empieza lo bueno, el baloncesto de competición, los partidos sin red en los que cada victoria vale y cada derrota penaliza. Adiós a la pretemporada, hola a la Liga.