El comienzo con tropiezo de Unicaja. Acaba de empezar y las debilidades vistas en cancha aún tienen mucho margen de mejora. Pero, obviando que queda mucho camino por delante, hay algo que preocupa a la afición y al propio cuerpo técnico. Nada nuevo, si atendemos a las estadísticas que los cajistas han ido completando en la pretemporada: el rebote, en ataque y en defensa. En todas sus vertientes.

El conjunto de Luis Casimiroy, de hecho, no iba por mal camino hasta la llegada del descanso. Todo se devaluó en los dos últimos cuartos, con parciales cada vez más alejados. Al final, se tiró de casta e intensidad y se soñó con la remontada, pero fue un espejismo. Reboteando como se reboleaba, difícil. El dato habla por sí solo: Joventut capturó 45 rechaces, Unicaja se quedó en 24. Casi el doble y de todos los colores.

Lo analizaba el técnico del equipo verde en el pospartido: «Tenemos que mejorar la mentalidad en el rebote, les hemos dado demasiada ventaja». Consciente además de un matiz muy relevante en este problema. «De 16 rebotes en ataque, unos 10 han sido de jugadores exteriores. Tenemos que pensar en que todos somos culpables de cerrar esa zona». Este es el principal contratiempo del juego de Unicaja, el que lo condenó a la derrota ante La Penya y que hizo lo propio en la mayoría de los choques amistosos. Las segundas oportunidades bajo aro no son ni de los interiores ni de los exteriores. Está siendo una incapacidad coral.

Los números del debut reflejan lo que Casimiro lamentaba tras el encuentro. Ferrán Bassas, base de los catalanes, se hizo con nueve rebotes. ¡Nueve! Y cuatro de ellos, ofensivos. El último, en los instantes finales con Unicaja acechando en el marcador (cuatro abajo), resume a la perfección todo esto. Un rebote que fue celebrado, con razón, por el banquillo del Joventut, que cerró el partido con un triple de Brodziansky. Por comparar, el máximo capturador de Unicaja fue Gerun, con seis. El cinco titular, Thompson, solo sumo uno en 23 minutos. Alberto Díaz. Al igual que su compañero en la dirección, Gal Mekel. No son datos para señalar, lo son para entender que el Unicaja no es que solo necesite más altura, que también, sino más intensidad en esa faceta.

Un hábito desde pretemporada

Lo de Badalona no sorprende a la hinchada verde porque viene de más atrás. En varios momentos de la pretemporada, el Unicaja cojeó en este aspecto. Por ejemplo, en la derrota ante UCAM Murcia, los de Sito Alonso superaron a los de Casimiro en 13 rebotes (45-32), y de los cajistas solo nueve fueron ofensivos. En el triunfo inaugural de los compromisos amistosos, la cosa estuvo más pareja (36-33 a favor de Coosur Real Betis), pero de nuevo el rival dobló a los verdes en rebotes ofensivos (10-5). Ante los andaluces se ganó la Copa de Andalucía con solvencia, pero otra vez no se ganó en rebotes (27 iguales). Solo contra Valencia Basket (26-22) y contra Gran Canaria (30-27), los rebotes fueron superiores a los del contrincante, aunque sin demasiada diferencia entre ellos.

Encontrarle explicación no es excesivamente complejo si entendemos dos realidades tan diferentes como compatibles. La primera de ellas es la altura y el físico. Con la marcha de Frank Elegar, Toupane, Ejim y Frank ElegarToupaneEjimJosh Adamspara optar a segundas oportunidades en ambos lados de la cancha. Esta temporada, la responsabilidad como reboteadores cargan más sobre Deon Thompson, Abromaitis, Gerun y los minutos que tenga Guerrero. En la ecuación puede entrar Yannick Nzosa, cuya envergadura podría ser otra alternativa.

La segunda de las razones es la intensidad, o «la concentración» de la que habla Casimiro. Unicaja es un equipo con talento exterior y menos altura en la zona, pero también es cierto que un equipo de «bajitos» que peleen en el aro puede decantar la balanza. Recuerden que Ferran Bassas mide 1'81 y capturó nueve rebotes. «No hemos sido lo suficientemente sólidos», apuntó Brizuela en declaraciones tras el partido. Los jugadores son conscientes y tiran de autocrítica. Saben que la solidez es algo que puede mejorarse con entrenamientos y actitud competitiva en cancha, a falta de hombres altos en plantilla.

Este es el róster que se ha confeccionado y con ello se tendrá que luchar en la pintura antes gigantes de la liga. Llámese Ante Tomic o cuales quiera que se pongan en frente. Difícil tarea.