Con gesto de decepción se enfrentó Luis Casimiro al pospartido y dejó sus sensaciones de la tercera derrota, esta vez maquillada en un arreón final (86-90) ante un BAXI Manresa superior de cabo a rabo. "Regalamos el primer tiempo, con muy mal trabajo en el rebote. Mejoramos en el tercer cuarto y tuvimos la intensidad, la energía y el orgullo que requería el partido en el último cuarto para intentar darle la vuelta. Estuvimos cerca pero no se pudo".

La imagen del equipo quedó muy dañada ante un equipo con mucho menor presupuesto que lideró desde el minuto uno. La remontada no llegó, aunque el equipo despertó con los buenos minutos de Nzosa y tuvo el partido en un par de triples finales. Casimiro no personaliza la derrota en ninguno de sus jugadores. "Me tengo que preocupar con todo el equipo, no solo señalar a algunos", decía.

"Nos falta rebotear, sobre todo. El equipo en la estrategia defensiva hace trabajo, pero hay que culminarlo. Tras tiros libres hemos cedido rebotes y eso no puede ser, tenemos que mejorar mucho en el apartado. Demasiadas facilidades", añadía en referencia a uno de los problemas crónicos del Unicaja durante la temporada.

"Nos faltó esa agresividad que sí vimos en el último cuarto. Cuando no haces trabajo, nos falta. Nos faltó energía, orgullo, intensidad. La actitud no fue la adecuada durante tres primeros cuartos", sentenció para confirmar lo que se vio en la pista. Un Unicaja que no estuvo a la altura de las circunstancias y ya suma un balance preocupante de una victoria y tres derrotas.