Un clínic defensivo de Yannick Nzosa, unido al mejor día en ataque de Abromaitis desde que viste de verde y a un partido muy serio de Alberto Díaz en la dirección sirvieron al Unicaja para asaltar La Fonteta de Valencia, en el momento más inesperado, pero también el más necesario.

El Unicaja tiene estas cosas. Es capaz de dar pena ante un equipo menor, sin nombre ni caché en Europa un martes y cinco días después pegarle una guantada a mano abierta a uno de los líderes de la Euroliga. El Valencia Basket quiso ganarle al Unicaja sin bajarse del autobús, pero se topó con una versión verde desconocida en lo que va de temporada, que fue capaz de tumbar a uno de los equipos de moda en Europa, tras 40 minutos que deben servir para volver a creer en un proyecto que antes de esta noche en La Fonteta era un encefalograma plano

El equipo arrancó con dudas, pero todo cambió, una vez más, cuando un chaval en edad de segundo de Bachillerato puso sobre el parqué lo que los otros pívots ni pueden ni saben. Esta vez no le hizo falta meter puntos, bastó con utilizar su alargada figura para evitar que el rival pudiera acercarse con peligro a menos de dos metros de la canasta verde. Su exhibición defensiva fue, sin duda, estelar.

Va a ser una constante poner cada partido la lupa en el juego interior. Es lo que toca porque varios de los males verdes en este inicio de temporada se centran en la pintura. Y hoy, después de ganar el partido, es un magnífico momento para incidir en el tema. Ni Thompson ni Gerun ni Guerrero están para competir. Por lo que sea. Porque están fuera de forma, porque están cruzados, porque no les sale nada... Me da igual. El caso es que con ellos en pista, las carencias del equipo, adelante y atrás, se multiplican. Con el americano y el ucraniano hay difícil solución. Pero con el de Marbella es muy fácil. Rubén es un prodigio de la naturaleza, tiene un físico envidiable y una juventud insultante. El club tiene que darse cuenta que éste no es su momento. Ahora mismo, para él, estar en el Unicaja va en contra de su progresión. Necesita dar un pasito para atrás y volver el verano que viene con la «mili» hecha en otro sitio. Cederlo ahora es cuidarlo, protegerlo y sembrar para el futuro. Mantenerlo en el equipo, a día de hoy, salvo giro radical, es provocarle cada día más inseguridades, más dudas en su entorno, acabar con su atoestima y echarle a los leones. Rubén triunfará en el Unicaja, no me cabe ninguna duda. Pero no en la 2020/2021... Ahí lo dejo.

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Liga Endesa | Valencia Basket 66 - 71 Unicaja Baloncesto

Fue un buen partido para los de Casimiro. Y eso que el inicio fue tétrico. Un 17-5 de salida para el rival, con Prepelic haciendo lo que quería, con bombardeo de triples naranjas desde todos los lados de la pista y con una falta de tensión y de ideas del Unicaja en ataque, ciertamente alarmante. Un par de triples, de Abromaitis y de Bouteille, los primeros tras 5 fallos seguidos desde el 6.75, le dieron aire al Unicaja en el partido, 17-11. De menos a más, el equipo se asentó en la pista y alcanzó el final del primer cuarto pegadito a su rival, 20-18.

Díaz empató el partido a 24, mediado el segundo cuarto. La enésima buena jugada defensiva siguiente de Nzosa y una canasta posterior de Brizuela le dieron al Unicaja la delantera en el marcador, 24-26. Fueron los mejores minutos verdes en mucho tiempo.

El Valencia aprovechó las rotaciones de Casimiro y, sobre todo, la ausencia de Nzosa por faltas personales, para volver a dominar en la pintura y el partido llegó al descanso con 33-28. Un mal mínimo tras la decepcionante puesta en escena de los verdes, tras el 23-12 en contra en rebotes y tras malvivir en ataque con un 0/10 en triples en ese segundo cuarto.

Abromaitis volvió enchufado del intermedio y sus puntos ayudaron a un intercambio de canastas que acabaron de enganchar al equipo, 39-38. Kalinic apostó por ir al poste bajo y el serbio hizo ahí mucho daño. El Valencia se fue de 7, pero el equipo aguantó el «tantarantán» taronja y entró vivo en el último cuarto, con el -2, 51-49.

Nzosa siguió dando un clínic en defensa, Abromaitis acertando en ataque y el Unicaja se colocó por delante, con 7 minutos largos para el final, 55-56. Un triple de Waczynski obligó a Ponsarnau a parar el partido con +4 para los cajistas, 59-63 y poco más de seis minutos. El Unicaja aguantó su mínima renta para entrar en el último minuto 64-68 y para acabar sumando una gran victoria.

Tras una semana para olvidar, con dos fiascos ante Manresa y Mornar, el cierre del «finde» sirve para encarar el futuro con mejor cara. El hipotético 1-4 en la clasificación habría puesto la Copa del Rey muy difícil. El 2-3 sigue siendo un mal balance, pero, al menos, acerca al Unicaja a su objetivo. Veremos a ver si hay continuidad.